Sufren migrantes plagios y asaltos

Cientos de migrantes que buscan el sueño americano sufren del asedio de las bandas del crimen organizado para asaltarlos, extorsionarlos y hasta secuestrarlos, principalmente en la zona de El Hongo en Tecate.

Así lo reveló el padre Luiz Kendzierski, director de la Casa del Migrante, quien explicó que incluso las autoridades tal vez desarticulen algunas bandas en la zona, pero no tardan en formarse otras para seguir atentando contra la vida de los indocumentados.

Al ser entrevistado el padre, luego de la donación de artículos de limpieza y alimentos que realizó el Instituto Nacional de Migración (INM), dijo que desde su experiencia en la atención de los migrantes, éstos no están siendo parte del crimen organizado, sino más bien sufren del asedio de los criminales.

“En las múltiples de detenciones de bandas criminales que hacen las autoridades yo nunca he visto que ellas participen migrantes, ellos no están participando en actividades ilícitas, sino más bien sufren el asedio de las bandas criminales”, comentó.

“Al recibirlos se quejan de que son asaltados, o hasta secuestrados, por semana tenemos dos o tres casos, luego pasa un mes y volvemos a saber de migrantes que pudieron librar un asalto, o secuestro”, manifestó el padre quien ha trabajado desde hace varios años en mantener la Casa del Migrante, que ayer contaba con 120 personas que fueron albergadas en los últimos días.

Dijo que incluso los propios migrantes les comentan que aunque las autoridades lleguen a desmantelar alguna banda que ataca a los migrantes, rápidamente surgen otras bandas que se dedican a asaltarlos y plagiarlos en la zona de El Hongo en Tecate.

Por otra parte dijo que para la mayoría de los migrantes que son recibidos resulta muy duro el estar separados de la esposa e hijos cuando son deportados. Es el caso de Fredy Serna, un migrante oaxaqueño que ayer se encontraba albergado en la Casa del Migrante en la colonia Postal, quien por conducir con aliento alcohólico, y haber chocado, fue detenido y deportado por Tijuana, cuando ya tenía más de cuatro años en California trabajando en los campos agrícolas recogiendo fresas.

“Es duro estar separado de la familia, yo dejé a mi familia en Oaxaca, otros cuando son deportados la dejan en alguna ciudad de Estados Unidos, siempre uno quiere mejorar, y lamentablemente éste es el precio que hay que pagar para poder sostener a la familia. Lo bueno que en la pizca sí hay trabajo en este momento, pero es muy duro trabajar en esto, si no te apuras apenas y sacas 80 dolares a la semana, lo cual no te alcanza para nada en Estados Unidos”, narró Fredy, quien aseguró que está dispuesto a regresarse a sabiendas de los peligros que representa el buscar cruzar la frontera en busca del sueño americano.

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