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Refugiados en México, una oportunidad para sobrevivir
Publicado el 22 de septiembre de 2013
por Ivan Saldaña en Excelsior
Tres grandes etapas han marcado la evolución política de atención a los asilados extranjeros en este país durante el último siglo, según indica laEncuesta sobre la Población Refugiada en México (Enpore 2011), presentada este año.
Entre 1939 y 1942 México recibió a más de 20 mil españoles que “huían del régimen franquista”. En la década de los setenta acogió a cientos de cada nación tras las dictaduras militares en la región del cono sur americano. Y la tercera etapa, en los ochenta, por lo menos 46 mil guatemaltecos se refugiaron en México a causa de conflictos armados en Centroamérica.
“México se ha destacado históricamente por su política en materia de asilo y refugio a extranjeros que buscan protección”, indica el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto.
AYUDA. La mayoría de los refugiados llega sin redes de apoyo, con pocos recursos económicos y sin documentos para conseguir un empleo.
Según datos de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), tan sólo entre 2002 y 2013 recibieron 6 mil 926 solicitudes de refugio y protección complementaria de todo el mundo, proyectando al territorio mexicano como un destino para quienes buscan una nueva vida.
Y pese a que la mayoría de los refugiados son de países americanos, habitantes de naciones al otro lado del mundo encuentran aquí una oportunidad para sobrevivir aventurándose a nuevas costumbres y a otro idioma.
Al respecto, la Comar indica que en la misma década la lista de mayores solicitudes la encabeza El Salvador, con mil 78, sin embargo, en cuarto lugar está la India, con 489.
Destacan otros países como Eritrea, con 260 solicitudes, Etiopía con 257, Sri Lanka con 152, Nigeria con 133, Irak con 90 y la República Democrática de El Congo con 49; por encima de países mucho más cercanos a México como Argentina, con 11, y Brasil, con 13.
Por un partido de futbol
Una victoria lo obligó a salir de su país. Cuando el árbitro dio por concluido el partido de futbol, la vida de Jerónimo y la de sus compañeros corría peligro. A gente de su gobierno no le pareció el resultado y después de una tarde de festejo, por la noche, comenzaron los arrestos en los domicilios.
La primera opción de Jerónimo en refugiarse (quien por seguridad cambia su nombre y omite mayores detalles) no fue México sino a Marruecos, aunque antes permaneció escondido por días con la ilusión de no dejar El Congo. Pero su casa siempre estuvo vigilada.
ASILO. Para aceptar a un refugiado la Segob pide la opinión de la SRE, que se pone en contacto con sus embajadas en el país del solicitante.
Proveniente del continente africano llegó a la Ciudad de México sin entender el español de todos y pocos que entendieran su francés, según narró Jerónimo en un testimonio recopilado por Sin Fronteras, organización que ayuda y protege los derechos humanos de migrantes.
“El gobierno de El Congo es malo, puede arrestarte y no sabes qué pasará después. Tuve que salir de mi casa por un tiempo, pasaron unos días y después mi esposa me llamó y me dijo que la policía ya estaba vigilando los alrededores”, justificó en la entrevista.
La excusa de perseguir a los jugadores y a Jerónimo, quien era capitán del equipo, “se mezcló con la idea de que, según ellos (las autoridades), nosotros criticábamos al gobierno. Dijeron que todos éramos responsables y que éramos mal vistos por el Presidente. A partir de eso mi vida cambió”.
Se hospedó en un hotel de la capital mexicana a su llegada. Sin empleo y con pocas posibilidades de conseguirlo por la barrera de lenguaje, el dinero que traía consigo se terminó en seis días.
Antes de alojarse en las calles del centro de la Ciudad de México, fue un mexicano bilingüe quien le llevó a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), de la Secretaría de Gobernación; ellos lo canalizaron a Sin Fronteras.
Jerónimo recibió hospedaje y alimento en La Casa de los Amigos, ubicada en la colonia Tabacalera de la delegación Cuauhtémoc, Distrito Federal. En su paso de unos meses convivió con otros de sus connacionales, quienes emigraron por situaciones similares, y gente de Haití o Nigeria, en su mayoría.
La historia de Jerónimo no está marcada por la falta de oportunidades laborales, pues actualmente trabaja en el restaurante de un centro comercial y es independiente. El problema radica cuando “llegan a un país que sí les brinda refugio, pero casi casi los deja a su suerte, pues ni siquiera hablan español”, comentó Carolina Carreño, subcoordinadora del área de Acompañamiento Sicosocial de Sin Fronteras.
Añade que desde su trinchera en la ONG, después de ayudarlos con hospedaje y alimento, los migrantes y refugiados son incorporados al Programa Clases de Español.
Clases de español
En la primera clase, de las 10 de la mañana, Aline fue la única puntual. Como la maestra Berenice Hernández le instruyó, se abstuvo de saludar en francés congoleño y con entendible pronunciación del castellano dijo: “Buenos días a todos, ¿cómo están?”.
Sin embargo, a diferencia de otros de sus compañeros de clase, Aline superó “el evidente miedo de ser perseguida” y sonrió efusiva aun frente a desconocidos con cámaras y a la sicóloga Carolina, que contestó al saludo. Pese a la confianza que mostró fue renuente a grabar su testimonio, y por seguridad se pidió cambiar su nombre para estas páginas.
La mujer treintañera, con su hija de cuatro años, llegó a México debido a problemas que la vinculaban con la actividad de su esposo, según explicó Carolina Carreño.
“Viene de El Congo por problemas políticos: su esposo es un activista y ella ha sido perseguida por el gobierno. Al llegar a México fue detenida por Migración, ya en la estación ella narra su historia y es entonces cuando identifican que puede solicitar asilo”, explicó a Excélsior.
El Programa Clases de Español de Sin Fronteras para refugiados y migrantes, respaldado por la Asociación Religiosa de los Amigos, comúnmente llamada comunidad Cuáquera, ha ayudado desde 2009 a la fecha a 573 personas (372 hombres y 202 mujeres). Sin embargo, de manera informal imparten clases desde 1995.
De enero a agosto de este año Sin Fronteras ha recibido en sus aulas a 61 extranjeros, la mayoría de Haití, Nigeria, Pakistán, Irán, Irak, Marruecos y Rusia.
La labor humanitaria de estas instituciones civiles rebasa la docencia y el hospedaje: brindan orientación, asesoría y representación legal; apoyo sicológico, atención médica y orientación sobre acceso a servicios de salud y empleo, entre muchas otras.
Las historias de Aline y Jerónimo son unas de tantas entre migrantes que a su llegada al país sólo buscan “cómo sobrevivir”, y “no a delinquir”, como muchas personas piensan.
La mayoría llega sin redes de apoyo, pocos recursos económicos y sin documentos para conseguir un empleo y servicios de salud; perdieron familia, amigos, casa y estatus social, y además, enfrentan problemas de discriminación.
“Se van enfrentado a muchos restos, uno de ellos es la discriminación. Si bien se dice que México es un país de acogida, bienvenida y solidaria, en la práctica y cotidianidad sí hay mucha discriminación hacia las personas extranjeras”, aseveró Carolina.
Cabe resaltar que el 20 de junio de 2013, en el marco de la celebración del Día Mundial del Refugiado, la Segob y el Gobierno del Distrito Federal firmaron el Convenio de Coordinación en Materia de Asistencia Institucional a Solicitantes del Reconocimiento de la Condición de Refugiado, Refugiados y Extranjeros que Reciben Protección Complementaria, “el cual permitirá que 80% de la población refugiada en el país acceda a los programas sociales implementados en la Ciudad de México”.
Reconocidos
En el primer Informe de Gobierno entregado por el presidente Enrique Peña Nieto el primero de septiembre de este año, señala que del 1 de diciembre 2012 al 30 junio 2013, México reconoció a 156 personas en condición de refugiado provenientes de 21 países, de 757 solicitudes que recibieron de 32 naciones.
Asimismo, del total se otorgó protección complementaria a 17 personas de cuatro países, basado el artículo 28 de la Ley sobre Refugiados y Protección Complementaria (LSRYPC), figura jurídica que se otorga al extranjero para “no ser devuelto al territorio de otro país en donde su vida peligre o en donde existan razones fundadas para creer que estaría en peligro de ser sometido a tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes”.
Para estos supuestos, instancias de la Segob consideran antes la opinión de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), que se pone en contacto con sus consulados o embajadas en el país señalado.
En el mismo apartado, el documento presidencial resalta que el mayor número de refugiados de una sola nación fue de 57 personas de origen hondureño; después 49 salvadoreños y seis colombianos.
Pero también se brindó a gente de habla no hispana, como a 14 nigerianos, ocho sirios, dos srilanqueses y etíopes, un marroquí, libio, iraquí, egipcio y paquistaní, entre otros.
Clasificación
País
México
Temática general
[Refugiados][Refugiados]
Temática específica
[50][51]
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