Proponen en Los Angeles un plan de ayuda para los niños que vienen en la nueva caravana migrante que parte de Honduras

Cientos de inmigrantes se encaminaron este miércoles desde San Pedro Sula en Honduras con el objetivo de llegar a Estados Unidos. A la caravana, que fue convocada a través de redes sociales, se han unido personas, y familias enteras, que buscan mayores oportunidades y huyen de la inseguridad y la violencia en sus países.

El sur de California se prepara para la posible llegada de cientos de personas en busca de asilo político. Entre ellos, quizás miles de menores de edad no acompañados que han llegado desde México y América Central.

Para responder a este problema, la ciudad de Los Angeles está buscando fondos para ayudarlos. El concejal Mitch O’Farrell propuso un programa piloto para para otorgar fondos a una institución no lucrativa que crearía programas para ayudar a niños y jóvenes inmigrantes que vienen al país buscando asilo.

El Concejo de Los Ángeles votó de manera unánime para otorgar los fondos a una organización no lucrativa establecida en la ciudad. El fondo de “cien mil dólares van a ir al Fondo Salvadoreño-Americano para el Liderazgo y la Educación (SALEF). El propósito del dinero es dar servicio para estos niños que viene buscando asilo”, aseguró David Girón, asesor de O’Farrell.

La organización SALEF, una institución con 25 años de servicio, “historicamente fue fundado como un fondo de becas para crear acceso a todos los jóvenes migrantes” dijo Joselyn Duarte, directora ejecutiva de SALEF. Con los fondos que recibirían la institución pretende “identificar y trabajar con todos los provedores de servicios como el distrito escolar de Los Ángeles, el condado y la ciudad, para identificar esta población y poder brindarle estos servicios”.

De acuerdo con Duarte “la meta es servir entre 20 y 30 jóvenes” y velar por su bienestar hasta que lleguen a un hogar que puedan considerar su familia.

De acuerdo con datos publicados por la Patrulla Fronteriza más de 73,000 menores no acompañados llegaron a Estados Unidos en el 2019 a través de la frontera sur provenientes de Guatemala, El Salvador, Honduras y México.

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