Obama eleva la varilla a los inmigrantes

Washington, 13 feb (PL) El presidente Barack Obama alzó la varilla a los millones de inmigrantes que esperan en la sombra la regularización de su situación en Estados Unidos, estiman hoy comentaristas políticos y expertos sobre el tema.

Aunque reiteró su lema de que llegó la hora de una reforma migratoria integral, el libreto no se apartó de la exigencia de la oposición republicana de asegurar la frontera. Una reforma verdadera significa contar con una sólida seguridad fronteriza, dijo la víspera el mandatario durante su mensaje sobre el Estado de la Unión.

Una reforma verdadera significa establecer un camino responsable para ganarse la ciudadanía. Un camino que incluya aprobar una verificación de antecedentes, pagar impuestos y abonar una multa significativa, aprender inglés y ocupar su lugar correspondiente en la cola, detrás de aquellos que están tratando de residir legalmente en el país, indicó.

Con esto el mandatario aspira a brindar a los inmigrantes sin documentos la opción a la naturalización y reducir el tiempo de espera.

Envíenme un proyecto de ley de reforma migratoria integral en los próximos meses y lo voy a promulgar de inmediato, aseguró.

Las tentativas para responder a estas demandas enfrentan un freno en la Cámara de Representantes, dominada por los republicanos conservadores, donde representantes de ambos partidos trabajan en una propuesta y planean tenerla lista en los próximos días.

El republicano Robert Goodlatte respondió a Obama que la reforma migratoria es una labor gigantesca que es demasiado importante para no examinar cada pieza con gran detalle, lo que anticipa que el proceso será arduo y nada fácil para los que aspiran a la ciudadanía. Las diferencias entre demócratas y republicanos sobre cuáles requisitos exigirle a los inmigrantes sin documentos para optar a la naturalización se perfila como uno de los escollos principales en la negociación, aunque Obama de manera muy general insistió en la seguridad.

Algunos analistas y partícipes del problema insisten en que la Casa Blanca debe dar pasos concretos para suspender las deportaciones como un primer paso para favorecer la vía de la naturalización. Durante su primer mandato Obama no hizo nada para impedir la expatriación de más de un millón y medio de indocumentados.

Argumentos como la seguridad en la frontera y la pérdida de empleos de los estadounidenses en los últimos cuatro años endurecieron la política, mientras sectores conservadores del país utilizaron estos pretextos para criminalizar el trabajo indocumentado.

Algunos recuerdan que Sergio Juárez, un trabajador latino de la empresa Carson Barns, en Carolina del Sur, con palabras sencillas, abordó uno de los aspectos claves del problema. “Acá no nos quieren pero nos necesitan, y viven diciendo que los latinos le quitamos trabajo a los americanos”.

Durante el gobierno de Obama se incrementaron los programas federales que incentivan perfiles raciales, como el programa de comunidades seguras.

La falta de acción gubernamental, por otra parte, incentivo que varios estados promovieran acciones antiinmigrante para emular la SB1070 de Arizona, como es el caso de Alabama, cuya normativa fue considerada 10 veces peor por activistas proinmigrantes.

Esas iniciativas promovidas por sectores conservadores, no tomaron en cuenta que la industria agrícola en Estados Unidos no puede sobrevivir sin mano de obra extranjera, la cual procede mayormente de México y América Central, plantean sus críticos.

Se estima que de alrededor de un millón de obreros que se reclutan cada año para trabajar en los campos, hasta 80 por ciento son migrantes, los cuales ahora viven atemorizados de ser deportados pese a las prerrogativas usadas por el gobierno para detener esas acciones antes de las elecciones de noviembre.

En Estados Unidos viven casi 11 millones de inmigrantes no autorizados, plantea estimados el Departamento de Seguridad Nacional.

Ronald Reagan, los Bush, padre e hijo, William Clinton y ahora Obama, enfrentaron el problema migratorio desde diferentes ángulos, e incluso, todos intentaron avanzar una reforma de las leyes a su manera.

Por lo pronto, 2013 comienza con aires favorables a un cambio aunque está por ver si la composición del Congreso, Senado dominado por los demócratas y Cámara por los republicanos, permitirá al presidente avanzar su promesa.

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