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Niños migrantes, nuevo botín de capos en la ruta por México

Publicado el 4 de julio de 2013
en La Prensa hn.com, Honduras, Apertura

Tras 15 años de éxodo de centroamericanos a Estados Unidos, la reunificación familiar está impulsando ese comportamiento que involucra a los menores, ya que los padres que dejaron a sus hijos los alientan para reunirse con ellos.

Los balseros que trabajan en el río Suchiate –frontera entre Guatemala y México- aseguran que los pequeños van acompañados por adultos, coyotes o familiares, que no tienen los documentos legales que les permitan transitar con los menores.

 “De ahí viene la falsificación de papeles, pero no debemos culpar a los niños o a quienes los llevan, sino a las políticas migratorias que no ayudan en nada a la reunificación familiar y sí incrementan el tráfico y la trata”, critica el padre Ademar Barilli, encargado de la casa del migrante de Tecún Umán.

En su inocencia, los menores son víctimas fáciles. “En plena calle son fácilmente identificables por los grupos que tienen muchos tentáculos”, explica el padre Humberto Barrios, de la casa del migrante de Ciudad de Guatemala, quien asegura que no es raro ver a niños mendigando o vendiendo artículos en las esquinas y bajo los semáforos.  
Estimaciones en Guatemala demuestran que de 60 migrantes que pasan cada día rumbo a México y Estados Unidos, unos 15 son niños.

Ese flujo hace que ya dentro de territorio mexicano, las detenciones del Instituto Nacional de Migración hagan aún más visible el problema.

Fabricio tiene 15 años y va acompañando a su primo en la búsqueda del sueño americano.

“Yo trabajaba en el monte sembrando maíz y frijoles. Me vine para prosperar con mi familia. Llegué a sexto grado y en San Pedro Sula la Policía me quitó los 2,000 lempiras que traía porque no tenía documentos”, explica, mientras espera montarse en el tren en Arriaga.

A su lado está César, de 17 años, quien procede de Tegucigalpa y asegura que va a San Francisco “a ver qué sale”. Empezó su viaje con 2,000 lempiras, pero “el guía con el que veníamos nos puso una trampa rodeando la caseta de migración de Guatemala. Cuatro majes nos salieron con cuchillo y nos dijeron que les diéramos el pisto” y les tocó pagar para seguir. Así fue como se unió al siguiente grupo, en el que venían Fabricio y su primo. “Mi mamá se puso a llorar, pero si me vine es por el futuro de ella”, comenta. 
Para el cónsul de Honduras en el sur de México, Marco Tulio Bueso, “el flujo de menores se nota en las estaciones migratorias y nos preocupa porque vienen sin que sus padres se den cuenta. Otros no tienen ninguna comunicación con ellos y se vuelven muy vulnerables”.

El padre Alberto Gómez, de la casa de migrantes de Pakalná, relata que los niños experimentan las mismas escenas de terror que los adultos. “Hubo un menor de edad llamado Cristian. Tenía 13 años y nos narró cómo sus propios compatriotas hondureños los habían atacado a él y a su primo. El muchacho relató que a uno de sus compañeros le cortaron la cabeza a machetazos. Le pedimos que denunciara y lo hizo, pero después se escapó. Ver niñas con un bebé amarrado a la espalda y subiéndose al tren te mueve el corazón”.

Pese a las adversidades, los niños parecen estar logrando llegar más lejos en su camino. Tabasco era hasta hace unos meses el estado donde más casos se reportaban de menores. Hoy ese puesto lo ocupa Veracruz, donde la cifra de niños deportados por el Instituto Nacional de Migración de México supera los 400 en 2013, lo que significa 10% del total de los hondureños retornados.

“Cuando uno habla con las madres se rehúsan a dar información por miedo”, explica Tesla Flores, vicecónsul de Honduras en esa ciudad.

En Veracruz, los dos últimos casos reportados son de dos niños de 10 y 13 que, según la abuela, viajaban a cargo de una señora desde Marcovia.

“Este mes también repatriamos a un niño reincidente que habíamos deportado el año pasado. Hablamos con la mamá y dijo que el niño se le había perdido. Además tenemos el caso de una niña que en menos de un mes ha intentado pasar dos veces”. 

Desde el norte de México se ha deportado a 113 menores en los cinco primeros meses de 2013.

“Nuestro país se está quedando sin juventud. Solo en mayo fueron asegurados 30, algunos de los cuales van solos o con sus familiares”, explicó el cónsul en San Luis Potosí, Osmar Cárcamo.

El último caso en los 17 estados del norte se dio en Janos, Chihuahua, donde una mujer fue detenida y acusada de tráfico de menores por llevar a ocho niños sin documentos.

“Ella está detenida en un Centro Federal de Reinserción Social en el municipio de El Rincón, Tepic, Nayarit”, explica Cárcamo.

A pesar de los peligros, los padres arriesgan su vida y la de sus hijos. Jenny Majano es la mamá de Bryan, de 14 años, y Orbin, de apenas dos. “Vivíamos en la Fesitranh y me tocó venirme por el impuesto de guerra. Me vine en puro tren, arriesgándome con los dos niños”.

Jenny reconoce su preocupación porque su esposo, quien viajaba con ella, no ha llegado a la casa del migrante de Nuevo Laredo, donde está con los dos pequeños. “Mi esposo venía con nosotros y nos separamos en San Luis Potosí porque no me alcancé a subir en el tren y no lo he vuelto a ver. Estoy preocupada, pero espero que llegue porque él anda los papeles de los niños. No vamos a cruzar por el río Bravo, sino por el puente, porque me han dicho que les están dando permiso, pero debo esperarlo”.

Mientras Orbin juega con carritos, su madre espera que el sueño de llegar a Atlanta al fin se cumpla. “Quiero trabajar en lo que caiga”.  

Tras los testimonios, la pregunta que parece tener una respuesta casi obvia es ¿cómo hacen los niños para pasar las fronteras de Honduras? El descuido queda casi descartado en las opciones de respuesta. “A los menores de edad los dejan pasar, pero les cobraban 200 quetzales”, explicó Doris Mariela Varela Linares, migrante hondureña que prefirió quedarse trabajando en México en vez de seguir arriesgando la vida.

Lo dice el CAMR

El Centro de Atención al Migrante Retornado en Tegucigalpa informó que menores hondureños están siendo “reclutados” por las pandillas que operan en México con el objetivo de extorsionar a otros migrantes. Sor Valdette Willeman, directora del Camr, reveló que indagará sobre la denuncia y que hará del conocimiento de las autoridades de la Cancillería de Honduras para que se investigue.

Datos

Cuando los menores son deportados, personal de migración de México acompaña a los infantes a Honduras, donde son dados al Inhfa, que hace la entrega a los padres.

Claves

La ley de migración de México obliga al Estado a atender y dar cobijo a los menores en riesgo.

Cuando Migración reporta la detención de menores, los consulados constatan la nacionalidad.

Los menores son enviados por vía aérea al DF y de ahí a SPS junto con otros migrantes.

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País

México

Temática general
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