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Migrantes venden pupusas para mantener un albergue en Tijuana

Publicado el 10 de diciembre de 2019
por Isaias Alvarado en Univision Noticias. Fotografía de Univision Noticias.

Esta ciudad fronteriza es famosa por sus deliciosos tacos de carne asada, suadero y de pescado. Muchos californianos vienen a degustarlos, aunque el pago adicional sea hacer una larga fila en la garita de San Ysidro para regresar a sus casas. En medio de esa predominante oferta culinaria abrió un humilde restaurante de pupusas, el platillo típico de los salvadoreños.

Ese local ubicado a unos pasos de la valla metálica que divide a México y EEUU no fue creado por algún emprendedor buscando el codiciado mercado estadounidense, sino por mujeres centroamericanas que esperan allí mientras avanzan sus solicitudes de asilo, un proceso que toma varios meses.

Es una medida desesperada para conseguir dinero, porque el presidente Andrés Manuel López Obrador cortó una partida presupuestaria que los gobiernos anteriores destinaban a los albergues situados a lo largo de la frontera. Solo Baja California y Tamaulipas dejaron de recibir más de 40 millones de pesos (2.1 millones de dólares), vitales para quienes más reciben migrantes y deportados.

“En mi vida había hecho una pupusa”, dice Teresa, una madre hondureña que desde finales de junio llegó a Tijuana acompañada de sus dos hijos de 10 y 12 años. “A la encargada del albergue se le ocurrió la idea, nos dijo que ella podía hacerlas y nos enseñó”, contó.

Todos los días, de 3:00 a 9:00 pm, esta pupusería llamada ‘Bendición de Dios’ es operada por mujeres migrantes. El negocio abrió en agosto y todas las ganancias son destinadas a la manutención del refugio ‘Movimiento Juventud 2000’, que cada día atiende a unas 100 personas, la mayoría solicitantes de asilo.

Su encargado, José María García, dice que les quedaron pocas opciones por el tijeretazo del gobierno. “No hay ni un centavo para las organizaciones. Eso nos afectó completamente porque ahora nos mantenemos de grupos altruistas que nos dan comida y ropa”, menciona.

La decisión de AMLO significó un recorte de 500,000 pesos (unos 26,000 dólares) para este albergue, esto es el 50% de su presupuesto anual. Desde enero les brindó la mano a unas 1,800 personas. “Tuvimos que entrarle al negocio de las pupusas ¿Quién paga el gas? ¿La luz? ¿El agua? Todos los días nos bañamos”.

La Secretaría de Gobernación, que se encargaba de entregarles ese dinero, no se ha pronunciado al respecto. En agosto, el delegado del gobierno federal en Baja California, Jesús Alejandro Ruiz Uribe, le explicó a Univision Noticias que detectaron un desvío de fondos en los refugios de migrantes, por eso eliminaron ese gasto.

“También en esas áreas tan sensibles como los albergues había corrupción, había inflación de las cifras que se presentaban. El presidente López Obrador está enfrentando el tema de la corrupción”, dijo.

García dice que la existencia de “albergues fantasmas” era un secreto a voces en Baja California, pero lamenta que por ese desvío de dinero estén pagando las madres y niños migrantes. Ahora solo los salva la caridad de los estadounidenses, como el grupo de personas ligadas a la industria cinematográfica en Los Ángeles que pagaron la ampliación de la cocina del lugar.

“Esta es una responsabilidad que tiene el gobierno. No se pueden manejar los albergues sin apoyo económico. Ya le dijimos a (la Secretaría de) Gobernación que se aviente el ‘tiro’ (tarea) de ayudar a los deportados y a los que van a Estados Unidos”, criticó.

En otros puntos de la frontera también sufren por la reducción presupuestal. Enrique Maciel, director del Instituto Tamaulipeco para el Migrante, una entidad del gobierno de ese estado, indicó que ha perdido un fondo anual de unos 20 millones de pesos (poco más de 1 millón de dólares), por lo cual han dejado de ayudar incluso a los mexicanos deportados, una de sus prioridades.

“Nos afecta demasiado”, dijo el funcionario a Univision Noticias. “Antes al deportado connacional el instituto le otorgaba el pasaje para regresar a sus comunidades de origen, ahora no”, explicó.

Desde la administración de Vicente Fox, que inició en el año 2000, jamás les habían quitado ese dinero. “Tenían décadas dándonos ese recurso. Ahora es cuando se requiere de ese apoyo”, agregó Maciel.

El gobierno de AMLO no ha dicho si tiene pensado reanudar este programa social, a pesar de que se comprometió a dar atención humanitaria a quienes se dirigen a EEUU.

Cerca de una garita en Matamoros hay 1,400 migrantes que se instalaron en casas de campaña y la administración federal recién instaló cuatro domos para recibir a unas 2,000 personas. Solo 50 familias aceptaron esa ayuda. A ese municipio devolvieron más de 14,000 solicitantes de asilo.

La hondureña Teresa, quien está en Tijuana, le pide a la administración federal que no deje a la deriva a los migrantes centroamericanos. El polémico programa de Trump, Protocolos de Protección de Migrantes (MPP) o Remain in Mexico, ha regresado a ese país a más de 50,000 migrantes y se cree que hay otros 30,000 que siguen esperando exponer sus casos en las garitas.

“Sería bueno que volvieran a ayudarnos. Porque muchas personas lo necesitamos. Salimos de nuestros países porque no podemos estar allá”, dice esta mujer, quien relata que abandonó su tierra por una cuestión de vida o muerte. No da más detalles. “Si me regreso corro peligro”, advierte.

Ella esperó cinco meses para acudir a finales de noviembre a su primera audiencia en una corte migratoria en California. La segunda fue programada hasta el 28 de enero. “No ha pasado nada. Solamente me leyeron mis derechos. Ni la hoja de asilo me han dado”, criticó.

Preparar unas 100 pupusas diarias y elaborar los alimentos en el albergue es una terapia ocupacional para esta madre. “Eso me ayuda bastante, porque se pasa un poco más rápido el tiempo”, dice.

Pero una paisana suya que también estuvo al frente de la pupusería no pudo más y se regresó a su país. Llevaba mucho tiempo esperando a que aprobaran su trámite de asilo. Nada pasó.

Teresa está tratando de reunirse con su pareja en EEUU. Sus hijos estudian en Tijuana y a veces la acompañan a la pupusería, que está a una cuadra del albergue ‘Movimiento Juventud 2000’.

Una de las pocas cosas que la alegran en Tijuana son los clientes agradecidos. “Dicen que son las mejores pupusas que han probado. Es porqué las hacemos con amor”, asegura.

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