Migrantes mexicanos, blanco fácil para el crimen organizado

Mientras  el Gobierno de Estados Unidos ha edificado una infraestructura de seguridad, control y vigilancia en su frontera sur, en México el crimen organizado ha logrado imponer su hegemonía y controla territorios asolados donde raramente se introducen los cuerpos de seguridad, señala la investigadora del Colegio de la Frontera Norte (Colef), María Dolores París Pombo.

A través de la investigación “La inseguridad de los migrantes en tiempos de seguridad nacional”,  la especialista explica que México se ha convertido en un territorio extremadamente peligroso para las personas migrantes.  

Si bien, dice, la mayor parte de los informes se han enfocado en las condiciones de peligrosidad que enfrentan los centroamericanos al transitar por el territorio mexicano, los riesgos de migrantes y deportados mexicanos en la región fronteriza norte del país son también muy altos y han aumentado considerablemente desde 2007.

De acuerdo con la Encuesta de Migración en la Frontera Norte (EMIF-Norte) del Colef, en 2010, 27.3% de los migrantes entrevistados dijo haberse enfrentado a una situación que pusiera en riesgo su vida al cruzar la frontera.

Estas cifras se elevan cuando se trata de cruces por la frontera de Coahuila y Tamaulipas, región en la que la percepción de peligrosidad se incrementó hasta 69.1 por ciento.  Los migrantes señalaban como mayor riesgo el de ahogarse en el río y en segundo lugar, las temperaturas extremas.

La investigadora señala que en las ciudades fronterizas los mexicanos deportados se volvieron más vulnerables al secuestro y extorsión por parte de autoridades, pues la mayoría de ellos carece de documentos de identidad.  La vestimenta, gestualidad o tatuajes de los deportados son señas muy visibles de los años que han pasado en Estados Unidos.

París Pombo advierte en este sentido que, al tiempo que crece la inseguridad y la violencia en Tamaulipas, las autoridades estadounidenses han aumentado considerablemente las deportaciones por ese Estado.  Mientras que en 2006 eran repatriados 4.8% de los mexicanos por las ciudades de Matamoros, Reynosa y Nuevo Laredo, en 2011 estas ciudades recibieron 30.8% de las repatriaciones de migrantes nacionales.

“Los riesgos que corren los migrantes en el cruce de la frontera son construidos por el contexto político, las interacciones sociales y las relaciones de poder a nivel regional y binacional”, afirma la especialista y detalla que en esta construcción intervienen los estados, organizaciones criminales, transportistas y coyotes.

El afán de Estados Unidos por aumentar la seguridad fronteriza incrementa los peligros para los ilegales.“En ese sentido, la noción de seguridad sobre la que se enfoca la discusión legislativa de la reforma migratoria en Estados Unidos, parece estar reñida con la seguridad de las personas”, concluye la especialista.

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