Las redadas y detenciones masivas de grupos de migrantes y solicitantes de asilo se han incrementado en las últimas semanas en la frontera sur de México y esto está afectando su derecho a la salud, alertó la organización internacional Médicos Sin Fronteras (MSF).
Las nuevas medidas de seguridad implementadas por México “fuerzan a la población migrante a la clandestinidad y bloquean su acceso a los servicios médicos”, expuso en un comunicado la organización no gubernamental.
Detalló que mientras Estados Unidos y México anunciaban en Washington sus negociaciones en torno a los aranceles y la reducción del flujo migratorio, equipos de MSF fueron testigos de arrestos masivos de extranjeros sin documentos en Coatzacoalcos, Veracruz, y Tenosique, Tabasco, pese a que éstos se encontraban en plena consulta médica y psicológica.
Según Sergio Martín, coordinador general de MSF en México, “el número de consultas atendidas en los últimos días se ha visto reducido. La conclusión es obvia: hay gente con necesidad de servicios médicos que no los está recibiendo”.
“Migrantes y solicitantes de asilo se desplazarán escondiéndose, en pequeños grupos (…) se verán obligados a transitar por rutas peligrosas, expuestos a elementos criminales que se aprovechan de ellos. Se quedarán sin acceso a refugio o a servicios de salud básicos cuando más lo necesitan”, expresó el activista.
Los anuncios de militarización fronteriza y las detenciones masivas han forzado a los migrantes a evitar lugares donde pueden ser identificados y detenidos, entre ellos, sitios que les podrían permitir un acceso a servicios médicos básicos, explicó MSF.
“Lejos de ser una política humana, estas políticas represivas del gobierno de México condenan a esta población –cada vez más, niños, mujeres, familias enteras- a un mayor sufrimiento”, añadió Sergio Martín.
En cuanto a la frontera norte, los migrantes han sido forzados a permanecer por más tiempo en ‘peligrosas’ ciudades, como Mexicali y Tijuana, en el estado de Baja California, así como Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros, en Tamaulipas, “donde son carne de cañón y están expuestos a las bandas criminales”, advirtió la ONG.
En la frontera norte de México, equipos de MSF han atendido a migrantes que han sido asaltados por bandas criminales o secuestrados para extorsionar a sus familiares a cambio de su liberación.
De acuerdo con MSF, en la frontera norte de México, además de centroamericanos, se ha incrementado el número de migrantes originarios de Cuba, República Democrática de Congo, Angola y Camerún.
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