La reforma migratoria ¿ahora sí?

El presidente Obama ha declarado como prioritaria una reforma migratoria en su segundo periodo y espera ésta se concretice en el primer semestre del año. Por ahora, un grupo bipartidista de ocho senadores de ese país el pasado 28 de enero, formularon una propuesta para reformar el sistema migratorio estadounidense que incluye una avenida para que los más de 11 millones de indocumentados (59% de origen mexicano y 26% de origen centroamericano) puedan aspirar a la legalización y a la ciudadanía.

El antecedente se remonta a 1986, cuando Estados Unidos iniciara una reforma de gran envergadura al promulgarse la “Inmigration Reform and Control Act” (IRCA). En esa ocasión fueron beneficiados 2.7 millones de inmigrantes quienes obtuvieron sus “green cards”.

Ahora la reforma migratoria tendrá muchos tramos de control y de ninguna manera, será sólo un trámite sencillo. Si bien es cierto que constituye un paso fundamental de reconocimiento, en lo político, después del apoyo que este sector diera para la reelección de Obama en noviembre de 2012. Así como también en lo económico, porque los inmigrantes constituyen una fuerza laboral muy importante en el vecino país del norte.

La reforma incluirá cuatro aspectos fundamentales, a saber: mecanismos con reglas claras, no ciertamente sencillas, pero justas; un proceso de inmigración con énfasis en la economía y la unidad familiar; un sistema de verificación reforzado para evitar falsificación de identidades y empleo sin autorización; una manera más eficiente para permitir la entrada de una fuerza laboral adecuada a las necesidades del país.

Estos lineamientos van muy acorde con las acciones en este ámbito hechas en la administración Obama: reforzamiento de la seguridad en la frontera con México, aumentando la guardia fronteriza a 21 mil agentes; deportaciones masivas —que han llegado a su nivel máximo— de indocumentados ilegales (casi 410 mil individuos en el año fiscal 2012, de los cuales 55% con récords criminales); diferimiento de deportaciones de jóvenes escolares o enlistados en la milicia (alrededor de 1.5 millones de personas); disminución, a partir de marzo, del tiempo de espera para revisar los casos de personas casadas con ciudadanos americanos y con hijos en los Estados Unidos; las declaraciones hechas por él mismo en torno a retener el talento extranjero egresado de las instituciones de educación superior estadounidenses (v.gr. visas automáticas para cualquier estudiante de maestría o doctorado que obtenga un grado en áreas científicas, tecnológicas o de ingeniería y matemáticas en cualquier universidad de Estados Unidos) y de contar con las suficientes visas temporales para trabajadores que el mercado demande.

Como en todo proceso, éste de legalización, traerá costos y beneficios. Los beneficios económicos directos son sobre los inmigrantes y sus familias. Al mejorar sus condiciones laborales es probable que en lo inmediato puedan acceder a mejores puestos de trabajo y por ende de ingresos. Asimismo, al sentirse asimilados, la propia estabilidad les permitiría educarse más, ahorrar más, pagar impuestos por los ingresos devengados y esto tendrá una incidencia positiva indirectamente para la economía de ese país. De igual manera, hablando de México, puede significar un incremento del número y monto de remesas, lo que incidiría favorablemente para la economía de los familiares, en particular, y de la comunidad, en general.

En relación a los costos, están los asociados a la provisión de mayores servicios públicos. Empero sobre la competencia en el número de empleos, algunos especialistas consideran que el mercado laboral ya casi absorbió el efecto, por haber estado ya durante años en el territorio americano; además de que la deportación de muchos trabajadores ilegales a su país de origen, dejaría lugares vacantes.

Las ganancias salariales irán fundamentalmente a los “bien preparados”, ya que una investigación del Public Policy Institute de California encontró en 2010, que los inmigrantes preparados que se legalizaron en 2003 registraron un aumento de 10% en sus salarios y un avance laboral después de regularizar su situación migratoria.

Lo que es indudable, es que en el mediano plazo, la reforma migratoria inducirá a la creación de una más amplia clase media en Estados Unidos con poder económico y mayor peso político-electoral.

* Es coordinadora de la Maestría en Economía y Negocios y directora del Instituto de Desarrollo Empresarial Anáhuac en la Universidad Anáhuac, México Norte.

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