J. Jaime Hernández Agenda Washington

Tras una semana marcada por el atentado terrorista en Boston, las secuelas de éste trágico incidente se antojan difíciles de cuantificar. Aunque, eso sí, nadie duda de las consecuencias inevitables y, en algunos casos, perniciosas que tendrá el nefando acto protagonizado por los hermanos Tsaernaev con un saldo de cuatro personas muertas y más de 170 heridos.

Como suele ocurrir en éste tipo de eventos, las consecuencias tienen un carácter previsible pero también imprevisible. Y, a juzgar por las declaraciones que se han sucedido tras el atentado en Boston, resulta claro que uno de los temas que más se verá afectado es el debate en torno a una reforma migratoria.

Tras la acción terrorista de los hermanos Tsaernaev se han sucedido una serie de pronunciamientos desde la extrema derecha que no ha tardado en desaprovechar la oportunidad de dinamitar la más importante oportunidad para una reforma migratoria desde el 2007.

Lo triste del caso es que, a éstas reacciones, en boca de personajes de vena tan extrema y atrabiliaria, como Rush Limbaugh y Anne Coulter –que nunca han ocultado su animadversión a una reforma migratoria que “terminará con Estados Unidos”–, se han sumado políticos de la estatura de Chuck Grassley, senador republicano por Iowa, quien ha decidido sumarse a coro de quienes hoy cuestionan la oportunidad de impulsar una reforma migratoria justa y comprensiva.

En opinión de Grassley lo ocurrido en Boston no puede pasar desapercibido. Lo que es más, sugiere que hay que elevar los controles para aquellos que han permanecido durante demasiado tiempo en las sombras. Y hay que revisar el esquema de seguridad –incluido el fronterizo–, para evitar conjurar la amenaza de un nuevo atentado a manos de inmigrantes de dudoso pasado, como los hermanos Tsaernaev.

En medio de un ambiente de paranoia, medios como The New York Times han advertido sobre el riesgo de desaprovechar la oportunidad de impulsar una reforma migratoria que, precisamente, tendría como fin sacar a la luz a más de 11 millones de personas que viven en la clandestinidad:

 “Sólo hay una forma de estar más seguros: arreglar el sistema migratorio. Que 11 millones de personas figuren en los libros. Que sepamos donde y quienes son. Y sobre todo dónde estan”, opinó ayer The New York Times en su editorial  para salir al paso de quienes hoy intentan aprovechar el atentado terrorista de Boston para sabotear la más importante oportunidad de arreglar un sistema migratorio y poner fin a una crisis humanitaria en Estados Unidos.

Esa oportunidad de revisar el sistema arrancará éste lúnes durante una audiencia del comité senatorial de justicia que preside el demócrata, Patrick Leahy. La semana pasada, la intervención de Janet Napolitano, la Secretaria de Seguridad Interna (DHS) tuvo que cancelarse por los acontecimientos en Boston.

Este lúnes, entre los testigos de la audiencia se encuentran líderes del movimiento migratorio, estudiantes indocumentados que hoy son la bandera del movimiento de los Dreamers como Gaby Pacheco y enemigos del movimiento migrante como Kris Kobach, Secretario de Estado de Kansas y uno de los artífices de las iniciativas antinmigrante como la SB 1070 de Arizona.

La audiencia de éste lúnes se producirá, además, en medio de un ambiente legislativo emponzoñado por la reciente derrota de la iniciativa para expandir los controles de antecedentes en la compra de armas. Una victoria de la minoría republicana en el Senado que, además, ha dejado en evidencia la falta de apoyos entre un sector del partido demócrata.

El inicio del debate en torno a una reforma migratoria se antoja, así, incierto, mientras la ventana de oportunidad corre el riesgo de cerrarse en julio próximo, cuando la mayoría de los legisladores en el Congreso tendrán la mirada puesta en las elecciones de medio término.

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