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Galería: Expulsa EU a 3 mil por Columbus y Palomas
Publicado el 21 de agosto de 2020
por Hérika Martinez para El Diario.mx. Foto por David Cruz
Sin opción de solicitar asilo político y sin importar por cual punto de Chihuahua cruzaron la frontera, todos los días Estados Unidos expulsa a México por el poblado de Puerto Palomas de Villa a migrantes de diversas nacionalidades, bajo el llamado Título 42 de la Ley del Servicio de Salud Pública.
“Hemos atendido unos 3 mil migrantes desde marzo”, informó Wilfredo Pérez, responsable del albergue Tierra de Oro, que abrió sus puertas a finales de febrero al notar el incremento de migrantes en el pueblo, sin saber entonces que a partir del 20 de marzo el Gobierno de Donald Trump comenzaría con la expulsión inmediata por dicha frontera.
En marzo el albergue atendió a 163 migrantes, hace unas semanas el promedio diario ya era de 30 a 40 personas, y actualmente llegan entre 70 y 80 migrantes al día expulsados de Estados Unidos, destacó Alejandro Calderón, un cubano originario de Matanzas, encargado de la atención a los migrantes en el espacio abierto por el pastor estadounidense Rosalío Sosa.
“El mayor volumen son los mexicanos, después están los cubanos, en tercero están los hondureños, luego los salvadoreños y los guatemaltecos. También han estado algunos ecuatorianos, ha aumentado el volumen de ecuatorianos. Y de Brasil nos han llegado pero es la minoría, tres, dos, uno. Antes tenían horas de expulsión, ahora a cualquier hora pueden llegar, pero a la mayoría los expulsan entre la 1 y las 3 de la madrugada”, informó.
La expulsión de los migrantes por Palomas es una forma de desalentarlos, desestabilizarlos emocional y económicamente, e incluso una forma de castigarlos por haber ingresado a su país de forma irregular, señalaron los migrantes que fueron alojados ayer en el albergue.
“Regresarnos por acá es como un castigo”, aseguró Karla, quien durante cinco meses migró con su hijo de seis años desde Honduras hasta Ciudad Juárez, donde estuvo secuestrada cinco días por los ‘coyotes’ hasta que su familia de Centroamérica y Estados Unidos logró reunir los 20 mil dólares que les exigieron por dejarlos en libertad.
Finalmente, ambos lograron cruzar la frontera por Anapra, pero esa misma noche fueron detenidos por la Patrulla Fronteriza en Sunland Park, Nuevo México y trasladados a Columbus, para ser expulsados a Palomas.
Karla y su hijo fueron entregados al Grupo Beta, del Instituto Nacional de Migración (Inami), cuyos elementos se encargaron de llevarlos hasta Tierra de Oro, donde fueron acogidos y apoyados con alimentos, ropa, artículos de limpieza y un lugar dónde descansar y dormir.
“Sin el albergue, a lo mejor nos hubiera tocado quedarnos ahí –junto al cruce internacional–, en una banca, pensando qué hacer, porque no traía dinero y el niño tenía hambre. Cuando nos detuvieron él le pidió comida a los de Inmigración pero no nos dijeron nada. También tenía frío, pero no nos dieron una cobija, yo lo envolví con mi chamarra”, narró Karla, de 30 años de edad.
“Francisco”, de 54 años, originario de Zacatecas, fue uno de los migrantes mexicanos expulsados ayer por Palomas, junto a su primo y un amigo, con quienes caminó cinco días por el desierto entre Chihuahua y Sonora.
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