Agregó que los obispos de aquel país aseguran que los indocumentados viven en medio de un clima de zozobra por temor a ser detenidos, a veces por faltas administrativas, y luego ser deportados.
La política antimigración de Trump, según Carbajal, alimenta el racismo y la intolerancia en las comunidades, puesto que ahora los mismos residentes denuncian cuando sospechan de que un hispano está de manera irregular en EE. UU.
“Los obispos dicen que la gente tiene temor a salir, ahora los hispanos ya no salen a las calles ni centros comerciales, reina un ambiente de miedo y desconfianza y mucha precaución entre los migrantes”, añadió Carbajal, quien la semana pasada se reunió con obispos estadounidenses.
Lo expuesto por los obispos lo confirma Diety Madrid, una líder migrante de la Asociación Guatemaltecos Unidos de Oklahoma, quien expone que los migrantes viven con “miedo” a ser detenidos, sobre todo en estados como Arizona, Georgia, Texas y Ohio en donde las leyes se ejercen con mayor rigurosidad.
Según Madrid, ahora buscan a los migrantes que han tenido problemas con la ley incluso desde hace 20 años, para expulsarlos y a veces “hasta detienen a personas que en ese momento se estaban con el detenido y que no tienen nada que ver”.
Añadió que una persona, al ser detenida por cualquier causa, si se detecta que es indocumentado, Inmigración comienza el proceso para deportarlo, aunque familiares y amigos paguen fianzas por su libertad.
Débora González es una guatemalteca que lleva 22 años de residir en EE. UU., actualmente vive en Connecticut y cuenta de que siempre ha existido temor dentro de la comunidad migrante “pero nunca como ahora”.
“Hasta las personas que tenemos un estatus legal, siempre nos da temor ver a la autoridad cerca de uno o que te está siguiendo”, afirma Débora, quien cuenta que en algunos estados como Nueva York o Virginia se han producido redadas y a mucha gente la van a buscar a sus trabajos, viviendas o simplemente las detienen en las calles.
González trabaja con la Red Nacional de Jornaleros de Estados Unidos, e intenta promover los derechos de los migrantes; no obstante, reconoce que desde que Trump llegó al poder se ha deportado a “mucha gente”.
Según datos de la DGM, también existe un aumento del promedio mensual de deportaciones desde México, aunque tampoco alcanza al pico al que se llegó en el 2015, cuando fueron expulsadas de aquel país. 75 mil 45 personas.
Esa entidad registra que en el primer semestre de este año 19 mil 984 guatemaltecos fueron deportados desde México, un promedio mensual de tres mil 331 expulsiones, mientras que el año pasado ese país deportó a dos mil 756 personas por mes en promedio.
Pese a las medidas migratorias del gobierno estadounidense, Carbajal considera que los guatemaltecos seguirán intentando llegar a EE. UU.
“Mientras no sea prioridad para el Estado el desarrollo de las comunidades rurales y no hay respuestas integrales a sus problemas, como falta de trabajo, educación, alimentación la gente va a seguir migrando porque para algunos de ellos es cuestión de vida o muerte”.