De comedor provisional a albergue de migrantes: Fotos

HUEHUETOCA, Méx. Más de la mitad de las 54 Casas del Migrante que existen en el país operan bajo medidas cautelares, debido a las constantes agresiones que reciben, aseguró el padre Pedro Pantoja Arreola, del albergue Belén Posada del Migrante, de Saltillo, Coahuila.

Pantoja Arreola y otros defensores de los derechos de los migrantes reinauguraron el albergue San José, ubicado en el barrio San Bartolo, en Huehuetoca, que inició como comedor tras el cierre de la Casa del Migrante San Juan Diego, en Lechería, Tultitlán, que fue reubicada también a este municipio, esta última a cargo de la Diócesis de Cuautitlán.

El fundador de Belén Posada del Migrante afirmó que en la actualidad existe “un modelo de agresión permanente” contra los albergues, que criminaliza a los migrantes y forma parte de las políticas públicas restrictivas que imperan en el país.

Martha Sánchez, de Migrante Mesoamericano, dijo que la actitud hostil a la migración está presente en el estado de México, donde fue cerrado un albergue en Ecatepec y reubicado el de Lechería, Tultitlán, cuyo ex alcalde declaró públicamente que los centroamericanos sólo daban problemas, además de que el comedor San José de Huehuetoca fue recibido a balazos.

Andrea González Cornejo, del Colectivo Ustedes Somos Nosotros, dijo que sólo la mitad de centroamericanos que llegan a Lechería continúa hasta Huehuetoca y del resto se desconoce su paradero, además de que crece en esta región una “ola de xenofobia”.

Joel López Robles, de la Fundación Caminos de Ayuda Coacalco A. C., a cargo del albergue San José, afirmó que la normatividad municipal no prevé autorizaciones específicas para instalar un albergue, aunque dialoga al respecto con autoridades municipales.

El alcalde de Huehuetoca, Juan Manuel López Adán, informó que dicho albergue carecía de autorizaciones, por lo que sería clausurado.

Los defensores de los derechos de los migrantes coincidieron que no son necesarios permisos para ayudar humanitariamente a los migrantes.

“No sólo se les brinda compasión, es mucho más”, mencionó Pantoja Arreola.

En la inauguración y bendición de las instalaciones estuvieron Fray Tomás González, del albergue “La 72”, de Tenosique, Tabasco; padre Prisciliano Peraza García, del Centro Comunitario de Atención al Migrante, de Altar, Sonora, y voluntarios de la Universidad Iberoamericana, entre otras organizaciones.

El albergue San José funciona en una casa rentada, la cual tiene dos habitaciones: una para mujeres y niños, y la otra para enfermos. En el patio, bajo lonas y plásticos, duerme el resto de los centroamericanos. A unos 500 metros de distancia está la Casa del Migrante San Juan Diego, a cargo de la Diócesis de Cuautitlán.

Fotos: Juan Manuel Barrera