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¡Quienes lleguen primero! Diversidad migratoria y el fin del Título 42

Publicado el 18 de agosto de 2023
por Brenda Jara y Bruno Miranda en BLOG EL COLEF "OBSERVATORIO MIGRANTE"

Como parte de las Primeras Jornadas Académicas de Vinculación Institucional “Archipiélagos Transfronterizos: Resonancias generacionales diversas”[1], fue que un grupo de cinco estudiantes y un profesor llegamos a Tapachula. Así, el sábado 29 de abril de 2023, mientras se llevaba a cabo la segunda edición de la carrera 5km “Héroes con Causa” del DIF Tapachula, en el parque recreativo Los Cerritos, nos dirigimos hacia el Parque Ecológico, un espacio detrás del lugar del evento. Paralelamente, los dos espacios involucraron ese día a personas en situación de movilidad.

La carrera 5km fue convocada con la intención de obtener recursos para el mejoramiento de los Centros de Atención del SDIF Municipal. Fue una carrera recreativa en la que, además de convocar a todas las familias de Tapachula, se incentivó la participación de familias en movilidad, pues los Centros del SDIF también brindan atención a las familias migrantes. Detrás, en el intento de “desahogar” Tapachula ante el fin del Título 42, el Instituto Nacional de Migración (INM) instaló un centro de atención provisional dentro del Parque Ecológico.

Finalizado el 11 de mayo de 2023, el Título 42 restringió el derecho básico a solicitar asilo en la frontera entre los Estados Unidos y México durante 38 meses. En el Parque, a lo largo de varios días, desde las cinco de la mañana, cientos de personas hacían una fila para ingresar al centro de atención, con el objetivo de obtener Formas Migratorias Múltiples (FMM) de 45 días y así poder continuar su camino hacia Estados Unidos.

¿Cómo puede un espacio pretender atender a un gran volúmen y una gran diversidad de personas y a su vez violentarla? Casi como una Torre de Babel, las afueras del Parque daban lugar a interacciones sociales y espaciales complejas. Conforme uno se alejaba de la puerta de acceso al parque y no había presencia de agentes del INM ni de la Guardia Nacional (GN), las personas formadas experimentaban un conjunto de violencias que las disuadían de continuar con sus planes y proyectos migratorios.

A lo largo de la fila, las personas sólo hablaban sobre el permiso que les ayudaba a continuar su camino hacia alguna de las zonas fronterizas entre México y Estados Unidos. Así, sin ninguna otra información adicional – que contemple los tiempos, derechos y procedimiento del permiso-, familias y grupos decidían esperar días, bajo condiciones climáticas extremas, para poder obtener dicho documento, supuestamente, la única alternativa para no ser detenidos en otras zonas del país.

El INM no sólo recibía a las y los migrantes que se encontraban al exterior del parque; además, recibió a grupos de personas que se entregaban en el retén migratorio llamado “El Manguito”, entre Ciudad Hidalgo y Tapachula, para trasladarles hasta el centro de atención, todo eso sin pasar por la detención que habitualmente se dirige a la estación Siglo XXI. El traslado se llevaba a cabo en autobuses turísticos de la empresa Turismar.

Fuimos informados por los mismos migrantes en la fila que, al llegar al punto de atención, las autoridades migratorias daban prioridad a las personas detenidas sobre las que esperaban en la fila. En efecto, los autobuses privados contratados tienen varios propósitos. Cuando el centro provisional fue desmontado, unos días después, los autobuses se prestaron a distribuir las personas migrantes que quedaron en Tapachula hacia otros estados de México.

Entre las 10 y 14 horas, la temperatura sobrepasó los 35° y varias personas experimentaron deshidratación, cansancio y mareos. Ante este escenario, no observamos la presencia de unidades de atención médica; sólo se encontró un punto de hidratación dirigido por el Distrito de Salud VII, el cual se veía superado constantemente por la alta demanda de agua. La edad también fue un determinante, pues las infancias y las personas mayores también son susceptibles de sufrir golpes de calor.

Un joven proveniente de Somalia experimentó mareos, producto de la larga exposición al sol. Esto nos hizo pensar en el escenario que atravesamos frente al cambio climático y el aumento de las temperaturas en distintos lugares del mundo, el cual ha provocado que muchas personas abandonen sus lugares de origen. En Somalia y el Cuerno de África se vive hoy una de las peores sequías de su historia. En su paso hacia el Norte global, México es un territorio obligado de paso, para escapar de la pobreza extrema y la inseguridad alimentaria.

La falta de atención por parte de las autoridades y el propio INM generó un espacio hostil. La basura acumulada, la poca disponibilidad de baños públicos y la falta de organización e información también formaron parte de este ambiente. Las personas sólo obtenían información de las y los que ya habían logrado su trámite. Además, se generaron fricciones entre las mismas personas formadas, todo gracias al constante ambiente de incertidumbre al que fueron sometidas.

Fuimos testigo de la individualización y la despersonalización que causa la espera cuando es impuesta por el estado, porque cada migrante acaba compitiendo por el mejor lugar la fila. En concreto, eso lo que hace es horizontalizar el conflicto. “¡Esos negros que siempre causan problemas!”, “¡Ese negro de naranja!”, gritó una pareja, que formaba parte de un grupo proveniente de Venezuela que discutía con un grupo de hombres provenientes de Somalia, Eritrea y Uganda. El problema se originó cuando un hombre de Haití se coló entre el grupo de africanos, ocasionando la reacción inmediata en todas las personas que estaban detrás, incluyendo un trato racializado entre ambos grupos.

En otra discusión, entre un grupo proveniente de Cuba y otro de Somalia, un grupo de mujeres musulmanas se manifestaba con empujones, visiblemente molestas. Una de ellas expresó su enojo hacia dos hombres cubanos que se integraron en la fila y la jalaron por su ropa, a la altura de su pecho. Por otro lado, una pareja cubana nos explicó que fueron las mujeres (con gritos) las que agredieron a su grupo. La falta de comunicación debido a la barrera de idiomas y religiones, aunada a la tensión ocasionada por la espera forzada, vulnerabilizan a las personas que ahí se encontraban.

En este espacio nunca importó la gran diversidad de orígenes, lenguas, religiones y sus necesidades; no importó si una chica musulmana fue violentada, si las personas no hablaban español y no entendían las indicaciones de las autoridades, o si otras eran violentadas por su color de piel. Finalmente, la atención que cada persona prestaba a su lugar dentro de la fila aumentaba conforme se acercaban a la entrada del parque, donde ya iniciarían su procedimiento.

Al mismo tiempo, nacieron otras formas de organización entre las y los migrantes. A pesar de ser un ambiente, en su mayoría, masculinizado, la presencia de mujeres era también importante; porque en este espacio también se ejercían las maternidades y los cuidados donde ellas son protagonistas. Durante el recorrido pudimos observar mujeres migrantes de muchos países cuidando infancias, preparando alimentos y también creando formas de organización en los grupos. Nos acercamos a un grupo de dos mujeres y cuatro niños y niñas provenientes de Angola y, con un poco de desconfianza y curiosidad, aceptaron nuestra ayuda para instalar una sombra y así cubrir a los niños del sol.

También, encontramos casos en los que la diferencia de culturas e idiomas produjo redes de apoyo. Fue el caso de unos chicos venezolanos que cruzaron la selva del Darién con una familia de China, en una suerte de comunidad móvil. El grupo venezolano se comunicaba gracias a los traductores online disponibles, lo que permitió viajar en un grupo más grande y seguro para todas y todos.

Varias emociones nos atravesaron ese día. Observamos el funcionamiento de la industria de la migración mediante la contratación de autobuses – empresas que pasan del turismo al traslado de personas migrantes-,  la deshumanización y el racismo, todos elementos parte de la movilidad en espera y la carrera migratoria a la frontera con EEUU, antes del fin del Título 42.

[1] Realizadas entre profesores y estudiantes del Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Universidad de Montreal (UdM) en torno a la Cátedra Extraordinaria de Estudio sobre las Américas..

Brenda Jara. Tesista de la licenciatura en Relaciones Internacionales (FCPyS-UNAM).

Bruno Miranda. Instituto de Investigaciones Sociales (IISUNAM).

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