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Viajar con un coyote: la odisea de dos niños para reunirse con sus padres en EU

Viajar con un coyote: la odisea de dos niños para reunirse con sus padres en EU

Publicado el 8 de septiembre de 2014
por Manu Ureste en Animal Político

Después de esta entrevista, los hermanos Daniel y Alejandro van a ser secuestrados en México. Pero eso será dos días más tarde, porque ahora estamos en El Salvador, en una de las zonas más castigadas por la Mara Salvatrucha y su némesis, el Barrio 18; pandillas que dominan a base de balazos el triángulo norte de Centroamérica, y cuyas prácticas criminales han provocado que El Salvador, junto con Honduras -que lidera la lista-, se encuentre entre los cuatro países más peligrosos del mundo, de acuerdo con un informe de la oficina de la ONU contra la Droga y el Delito.

Aquí, en un municipio del departamento de Sonsonate, crecieron Daniel y Alejandro, de 11 y ocho años, respectivamente. A pesar de su corta edad, ambos conocen a su padre, Enrique, sólo por las videollamadas de Facebook, ya que éste migró a Estados Unidos hace más de ocho años, mientras que su madre, Karla, también se fue para el Norte hace un año y medio. Por lo que los hermanos, tras recibir malos tratos tanto físicos como psicológicos de un familiar que los custodiaba en primera instancia –además de no alimentarlos bien, discriminaba a Daniel por su tono de piel morena-, están a cargo ahora de otra tía, una joven de 22 años. Con ella viven en una casa a medio construir de fachada de cemento, lisa, y sin pintura. Decorada, eso sí, con grandes arcos –muy al estilo de las viviendas estadounidenses- que forman ventanales desnudos de cristal y montura, por los que se cuela el murmullo de las campanas de una iglesia cercana a esta colonia en la que, al caer la tarde, los vecinos se imponen un toque de queda por miedo a los pandilleros.

Ya es mediodía. Y el repique de campanas de la iglesia, a la que llegan los fieles a encender veladoras a San Antonio para que custodie a los migrantes en su camino hacia el Norte, comienza a cesar muy lentamente hasta perderse en la nada.

Daniel toma una silla, y observa a su tía mientras ella mueve con gestos eléctricos la flechita el cursor por la pantalla de una computadora portátil. Hoy la señal de internet no es buena, lamentan. Y la videollamada tendrá que esperar. El joven apoya entonces la barbilla sobre su mano y aburrido guarda silencio. Está tranquilo, dice. Porque la llamada importante ya la hizo el día anterior, cuando comunicó a sus padres que, tras pensarlo mucho, él y su hermano tomaron una decisión: a pesar de que aún tienen los nervios destrozados de la primera experiencia, cuando pasaron más de 15 días presos en una estación migratoria de México, van a intentar cruzar la frontera de Estados Unidos por segunda vez.

Ahora solo es cuestión de esperar unas horas más a que el ‘guía’, al que Enrique y Karla acordaron pagarle 10 mil dólares, pase a por ellos.

Aún no lo saben, pero a los hermanos les queda por delante un camino de más de cinco mil kilómetros en el que tendrán que atravesar ríos en balsas, viajar escondidos en coches y autobuses, bordear múltiples retenes de seguridad –y pagar mordidas a los que no se puedan evitar-, y atravesar territorios minados por los cárteles del narcotráfico, como Tamaulipas, donde Los Zetas son los amos del paso en la frontera.

Y todo, para cruzar a una nueva vida en Estados Unidos. Donde además de todo lo anterior, la Border Patrol los estará esperando para poner fin al sueño de reunirse con sus padres, justo cuando más cerca estarán de lograrlo.

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Clasificación
Sin dato

País

México

Temática general
[Transmigración][Riesgos][Migrantes][Niñez migrante][Niñez migrante][Niñez migrante][Niñez migrante]

Temática específica
[98][104][69][165][164][160][159]



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