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Los agentes de la patrulla fronteriza de EU que desean que Donald Trump sea su presidente
Los agentes de la patrulla fronteriza de EU que desean que Donald Trump sea su presidente
Publicado el 27 de mayo de 2016
por Beatriz Díez en Animal Político
Para el agente fronterizo estadounidense Shawn Moran todo es cuestión de respetar la ley.
Moran trabaja en la patrulla fronteriza del sector de San Diego, en California, desde hace dos décadas.
Con un discurso sereno, muy distinto del acalorado debate migratorio iniciado por el candidato republicano Donald Trump –y su propuesta de construir un muro entre EE.UU. y México además de deportar a 11 millones de inmigrantes indocumentados–, Moran explica por qué apoya las propuestas del magnate.
“Trump parece ser el único candidato que está hablando de aplicar la ley en la frontera y de arreglar las leyes migratorias de EE.UU.”, le dice a la BBC.
“Todo esto se resume en que este es un país basado en el respeto a la ley. En las últimas décadas, hemos ignorado secciones enteras de las leyes migratorias”, sostiene.
Y Moran no habla sólo en su nombre.
Como vicepresidente del Consejo Nacional de la Patrulla Fronteriza, Moran es portavoz de 17.000 agentes que, colectivamente y por primera vez en la historia, le dieron su respaldo a un candidato presidencial: Donald Trump.
Viajamos al puesto fronterizo de San Ysidro, que separa San Diego y Tijuana, para conocer de cerca el trabajo de la patrulla.
Garantizar la seguridad
La frontera en este punto le debe sus medidas de seguridad a la llamada Operación Guardián, un controvertido programa puesto en marcha en 1994 bajo la presidencia de Bill Clinton por el cual se construyeron vallas, aumentó el número de agentes y se invirtió en tecnología.
“Antes de la entrada en vigor de la Operación Guardián no estaban estas casas, no había tiendas, nada de eso existía antes de que la patrulla fronteriza se hiciera cargo”, nos cuenta Moran mientras maneja su vehículo por la ruta paralela a la frontera que tantas veces ha recorrido.
Moran detalla que antes había muchos casos de personas que, tras cruzar la frontera desde Tijuana, entraban en las viviendas o corrían por las calles de San Ysidro.
“Las denuncias por ataques a las viviendas han disminuido, el acoso a los niños mientras van a la escuela se ha reducido, hay mucha menos violencia”, señala.
Las organizaciones criminales que intentaban usar la zona para hacer pasar grandes cantidades de gente por la frontera se han ido, explica el agente.
“Es como el agua, tomas el camino de menos resistencia y ahora hay muchísima resistencia aquí”.
Problema en otros lugares
Las cifras respaldan el relato de Shawn Moran.
En 2015, agentes de aduanas y protección de la frontera de EE.UU. detuvieron a39.110 personas en la frontera de California con el estado mexicano de Baja California. Veinte años atrás, la cifra fue de 561.548.
Ahora, la afluencia de inmigrantes mexicanos y centroamericanos es mucho mayor en Arizona y Texas.
Según Moran, esto se debe en parte a las medidas que se adoptaron en la frontera entre San Diego y Tijuana.
“En la zona del río Grande o en Tucson, Arizona, tienen el personal pero no la infraestructura, hay zonas totalmente al descubierto, áreas de naturaleza y desierto por las que las personas pueden cruzar la frontera”, dice.
Lo hacen arriesgando su vida.
Un muro más largo y más alto
Pese a reconocer su utilidad, Moran opina que los muros actuales no son suficientes para solucionar los problemas de la frontera.
“La valla es sólo una parte de la solución, ayuda a tener las cosas bajo control”, dice.
“Si tienes una valla, cámaras, personal, detectores puedes tener bastante control, pero no creo que ninguna zona vaya a ser totalmente impenetrable“, agrega.
Con su promesa electoral estrella, Donald Trump asegura tener la respuesta a estas carencias: un muro que se extienda a través de los cuatro estados que hacen frontera con México.
Un muro, según Trump, más grande y mejor, además de más largo, más fuerte y mucho más caro.
Indignación al otro lado
El discurso de Trump en esta materia no ha variado desde que presentó su candidatura a la nominación republicana el 16 de junio del año pasado.
Y es un discurso que encuentra una fuerte oposición en el otro lado de la frontera, donde cruzamos para medir el eco que tiene allí el efecto Trump.
En la vecina Tijuana, los ojos se abren y el gesto se tuerce cuando se le pregunta a los residentes qué piensan de las palabras de Trump y de su éxito hasta ahora en la carrera electoral de EE.UU.
“Está preocupada la gente por todo lo que dice de México, de los mexicanos… no somos criminales, no somos nada de eso“, exclama Carmen Espinosa, dueña de un puesto en un mercado de Tijuana, en el que encontramos una piñata con la figura de Trump.
“Somos gente trabajadora que lo que busca es trabajar, nada más”, dice.
“Está mal el señor, no, no es cierto lo que dice, ¡no voten por él!”, implora.
En la Casa del Migrante, un centro gestionado por la orden de los misioneros scalabrinianos, encontramos decenas de hombres que han sido recientemente deportados.
La mayoría vivió en EU durante décadas, pero una infracción de tráfico o un delito menor, condujo a su expulsión. Casi todos advierten que volverán a intentar llegar a Estados Unidos.
Victor Manuel Pérez Monroi, que vivió en Spokane, Washington, desde los 6 a los 61 años, es un caso típico.
Después de vivir en EU 55 años, fue expulsado tras ser parado por una infracción de tráfico y no tener los papeles en regla.
“Fue muy duro para mí”, relata Pérez, cuyo hijo murió baleado en Texas hace seis meses. “No puedo ir a su tumba porque no puedo cruzar la frontera”.
En su opinión, la deportación de los 11 millones de inmigrantes sin papeles tendrá dos consecuencias: un levantamiento “si las familias se unen como hicieron los negros”, y un colapso económico.
“Ustedes tendrán que trabajar el campo”, señala.
“Los negros no quieren hacerlo, los blancos no quieren hacerlo. Lo hacemos los latinos”.
“La economía se vendrá abajo. Irán a la bancarrota”, predice.
Víctor no es el único que lidia con una nueva y no deseada vida.
Hay infinidad de historias similares de infracciones de tránsito que terminaron en deportaciones y separaciones familiares.
¿Comprende Shawn Moran las razones de estos inmigrantes?
“Sí”, recalca. “Si yo estuviera en su misma situación, intentaría sacar a mi familia de allí e ir a algún lugar donde pudiera ganar dinero y darles un mejor estilo de vida.
“Pero tenemos un sistema para regular esto. No estoy en absoluto en contra de la inmigración”.
“Estoy a favor de la inmigración legal y en contra de la inmigración ilegal ya sean rusos, japoneses o mexicanos”.
Clasificación
País
Estados Unidos
Temática general
[Migración][Migración][Vigilancia migratoria en Estados Unidos][Vigilancia migratoria en Estados Unidos][Vigilancia migratoria en Estados Unidos][Deportación][Legislación migratoria]
Temática específica
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