Mujeres migrantes que trascienden fronteras

Si bien se ha pensado en las últimas décadas, que la mujer ha fungido como acompañante en los procesos migratorios de sus cónyuges, las estadísticas demuestran lo contrario, por lo menos se ha documentado que el 50% de la población migrante son mujeres y de acuerdo con lo dicho por Fanny Polanía de la Campaña Mujeres en la Migración Transformadoras del mundo, por cada 10 migrantes que surcan las rutas migratorias, siete son mujeres, esto según organizaciones civiles. Y es que lo han hecho en los últimos años no sólo para buscar el sueño americano o mejores posibilidades de trabajo, sino para a su vez, protegerse de la violencia intrafamiliar en sus hogares y buscar alternativas para sus hijos.

Los procesos son tan variados como lo que ahora puede observarse de manera particular con las mujeres en la migración, vemos que muchas de ellas están migrando de sur a sur. Salvadoreñas que se van a Honduras, hondureñas que van a Guatemala o Nicaragua y otras más, se quedan en Tapachula, San Cristóbal y Comitán. Ellas son las que envían remesas y sostienen a sus familias, esposo e hijos, y también; a sus tíos, sobrinos, primos y abuelos. Convertidas en la cabeza del hogar en las jefas de familia las mujeres han trascendido fronteras.

Las mujeres migrantes, son más vulnerables y enfrentan estos procesos de manera distinta a la de los hombres, reconoce Fanny Polanía. Porque son estas mismas circunstancias: la necesidad de ayudar a sus familias, conseguir un trabajo, solventar los gastos personales y familiares en sus comunidades de origen, lo que las vuelve blanco fácil de las redes de trata y prestación, explica Polanía. Comúnmente estas redes de trata las buscan para ofrecerles trabajo y desprotegidas aceptan pues les prometen “una oportunidad de introducirse en el negocio de la prostitución”. Terriblemente en la desesperación muchas de ellas aceptan para así enviar dinero a sus casas y subsistir mientras deciden seguir su camino.

Cabe mencionar también, las violaciones a los derechos humanos, tanto en su integridad física como en lo moral, vejaciones a las que se enfrentan en los largos trayectos que tiene que emprender desde sus hogares, ya sea en la bestia, en los caminos o por parte de quienes las acompañan. Recalca Fanny Polania en esta entrevista, que si bien las mujeres han sido una constante en la migración desde antaño, no podemos permitir que la violencia en contra de ellas sea vista como común. Es decir; que esto suceda con frecuencia no significa que sea el ideal o que las cosas permanezcan así a través del tiempo.

Sumado a ello vemos la actuación de las autoridades que por colusión u omisión se encuentran inmersos dentro de este tipo de abusos. Son muchos los agentes de seguridad o migración que participan de manera directa o indirecta en este tipo de agresiones, violencia y vulnerabilidades a través de los estados que atraviesa la ruta migratoria. Sin olvidar los estereotipos, que en repetidas ocasiones son predispuestos por las propias comunidades de origen o por nosotros mismos, suele suponerse que quien sale de su hogar siendo mujeres seguramente va en busca de una nueva pareja por ejemplo. Sin embargo; la realidad es que en repetidas ocasiones sufren desplazamientos forzados.

Por ello esta campaña busca a través de la visibilización erradicar los estigmas que suelen tenerse sobre las mujeres y por el contrario a través de sus vivencias empoderarlas. Y así, que el mundo se dé cuenta de lo que pueden hacer y a lo que se enfrentan. Siempre con el interés de borrar cualquier tipo de violencia en su contra. Además vale la pena señalar a esas mujeres que no les vasto sacar adelante a su familia, sino que además decidieron luchar por la defensa de los derechos de la comunidad migrante. Ejemplo de ellas las defensoras de los derechos de las personas migrantes, todas aquellas madres centroamericanas que buscan a sus hijos migrantes desaparecidos y que por medio de la incidencia política han logrado precisamente visibilizar a sus connacionales.

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