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La situación de emergencia humanitaria de los migrantes repatriados de El Bordo, en Tijuana, B.C.
La situación de emergencia humanitaria de los migrantes repatriados de El Bordo, en Tijuana, B.C.
Publicado el 19 de agosto de 2013
por Mª Isolda Perelló Carrascosa en Observatorio de Legislación y Política Migratoria
La situación de emergencia humanitaria de los migrantes repatriados de “El Bordo”, en Tijuana, B.C.
Mª Isolda Perelló Carrascosa
Universidad de Valencia (España)
Introducción.
Desde que en 2008 Obama llegó a la Presidencia de los Estados Unidos, la aplicación de medidas restrictivas de control fronterizo y de la implementación del Programa Comunidades Seguras, ha supuesto que se alcancen máximos históricos de personas deportadas. Esta circunstancia ha repercutido en las principales zonas de recepción de repatriados en México, y pese a los esfuerzos del Gobierno Federal para paliar sus efectos con la aplicación del Programa de Repatriación Humana, ha dado lugar a un problema humanitario de tal magnitud, que excede la capacidad de actuación de las organizaciones de la sociedad civil que trabajan en coordinación con el Instituto Nacional de Migración (INM).
El Programa de Repatriación Humana constituye un apoyo fundamental para los deportados mexicanos cuando son recién entregados por las autoridades estadounidenses. Sin embargo, no recibe la suficiente financiación, y carece de un sistema de albergues propio, por lo que se hace necesario derivar en la sociedad civil la responsabilidad de asumir la labor de primera acogida. En el caso de la ciudad de Tijuana, B.C., uno de los puertos fronterizos con mayor número de eventos de repatriación registrados en los últimos años, la Casa del Migrante cuenta desde el 18 de diciembre de 2012 con un Módulo Permanente de atención en la Garita “El Chaparral”. Este Albergue forma parte de la Coalición Pro Defensa del Migrante (COALIPRO), red de organizaciones civiles que desarrolla actividades de apoyo, asesoría, asistencia y defensa de los migrantes en general.La asistencia humanitaria que se les proporciona en el albergue es totalmente gratuita: alojamiento, baño con agua caliente, alimentación, primeros auxilios, ropa, calzado, mantas, y enseres para el aseo personal (cepillo de dientes, jabón, etc.), constituyendo el único albergue que actúa así en Tijuana, ya que en el resto de la ciudad, cobran de 15 a 20 pesos.
La vida en “El Bordo”.
Cuando los migrantes repatriados superan el periodo de estancia permitido en los albergues, se convierten en un colectivo extremadamente vulnerable. Sufren el acoso de la Policía Municipal y de los cárteles de la droga afincados en la ciudad, lo que hace que inevitablemente sea asociada su condición a la delincuencia, por lo que, en consecuencia, son también discriminados por sus connacionales. Normalmente, se acaban concentrando en la zona centro de la ciudad, (donde la población local va a hacer sus compras habitualmente), y en la zona de tolerancia. Y muchos de ellos se refugiaban (hasta su reciente desalojo) en el “Bordo”, alcantarillado del río Tijuana, cuya canalización está justo al costado de la línea internacional, Garita “El Chaparral”. El Bordo ha estado habitado por indigentes y personas con un largo historial de adicción a las drogas que vivían en unas condiciones higiénico-sanitarias deplorables, de modo que la comunidad de deportados que se veía obligada a establecerse allí, debía sobrevivir en un entorno que no era el suyo, hallándose en situación de emergencia humanitaria.
Es por ello que las organizaciones de la sociedad civil aprovechan la celebración de actos públicos para denunciar su situación, a través de los testimonios de afectados. A continuación se recogen algunos de los participantes en la 3ª Conferencia Binacional en asuntos Fronterizos 2012, celebrada en la Casa del Túnel Art Center, y en el que intervino la CBDH.
Uno de los primero retos a los que se tienen que enfrentar cuando llegan los deportados a la ciudad, es la dificultad de obtener el acta de nacimiento y la credencial de elector, para poder identificarse. De modo que al no tener papeles, son detenidos por la policía, y llevados ante el Juez Municipal, que los sentencia de 8 a 36 horas en la delegación de infractores conocida como la “Veinte”. Sin embargo, pese a que en la ciudad existen oficinas de algunos estados así como de la Procuraduría General, que lo tramitan gratuitamente, se ven obligados a hacerlo a través del Registro Civil, abonando 250 pesos, una suma de dinero que la mayoría de las veces no pueden asumir.
“En México, el problema es que no hay trabajo. No logran obtener el acta de nacimiento, y los de edad avanzada no lograrán nunca trabajo […]. Cuando llegamos a Tijuana, no sabemos a dónde ir. Yo llegué el 9 de febrero de 2012 a Tijuana. La policía nos detuvo y el juez nos dijo que no quería que nos detuvieran, sino los que estuvieran borrachos, o estuvieran en mal estado. Yo reclamo que (los deportados) puedan trabajar, aunque sea de vendedores ambulantes. Y no hay ofertas ni educación. ¿Cómo sacar entonces a la gente del canal?”. (Hombre deportado nº 1).
Muchos logran regresar a sus lugares de origen, mientras que otros permanecen en la ciudad con la esperanza de poder volver a cruzar. Si tienen suerte, lograrán sobrevivir con el dinero que les envían sus familiares desde los Estados Unidos. Pero la situación se agrava cuando antes de ser deportados estaban siguiendo un tratamiento médico cuyos costes el seguro popular de Baja California no puede cubrir.
“Tuve una cirugía en EE.UU en los ojos. Me costó 1.000 $. En Tijuana no conseguí trabajo. Me ven mayor, y sin papeles, y me tratan como a un apestado. Las autoridades no hacen nada. Un amigo me mandó 100 $. Dos oficiales me golpearon, y perdí la visión del ojo izquierdo. Tengo un desprendimiento de retina. Puedo quedarme ciego. Me está ayudando un pastor salvadoreño. En el canal no me querían, porque me veían de otro mundo. Allí somos tan vulnerables… Si me ven vestido, me roban la ropa, para venderla y comprar droga. Nunca me drogué, pero es tanta la desesperación, que tengo la tentación de hacerlo. Lo ideal sería que cuando nos repatriaran, nos dieran una credencial de identificación oficial. También un Acta de Nacimiento. Todos somos humanos. […] En el canal éramos un grupo de 10 personas. Muchos regresaron a sus pueblos en sus Estados natales, o trataron de cruzar de nuevo. Yo mismo lo hice por tres veces, pero me regresaron”. (Hombre deportado nº 2).
Ante la desesperación de no poder regresar a Estados Unidos con sus familias, algunos de ellos acaban cayendo también en el consumo de drogas. Además, son constantemente acechados por la Policía Municipal, quienes ejercen la violencia sobre ellos bajo la excusa de evitar los altos niveles de violencia que se alcanzaron en años anteriores en la ciudad, por la presencia de los tres grandes cárteles de la droga de México.
“Me golpeó la policía. Sigo con vida. Me dio un derrame cerebral. Me ayudaron dos sobrinos. Vivo en un albergue […]. Fui al canal para llevar alimentos, y pude ver cómo se golpeaban entre ellos por tabaco, o por alimento. Pienso que para salir adelante, se ha de llevar una vida cristiana. Nunca me he quedado sin comer. Siempre me ha ayudado otra persona, incluso otros discapacitados. Pienso que con los Programas que hay, alguno saldrá adelante. Me agarro a la fe, como al caparazón de un armadillo”. (Hombre deportado nº 3).
La policía trata de lanzar el mensaje de que combaten el delito, pero lo cierto es que los detienen delante de la gente local, lo que hace que inevitablemente sea asociada su condición a la delincuencia.
“Tengo 55 años, y llevo 35 años en Tijuana deportado […]. Vivo en el canal. La policía nos corretea. Un amigo se quedó en silla de ruedas. Somos humanos, y no tenemos el por qué huir de nadie, porque no somos delincuentes, ni extranjeros. Somos mexicanos. Me quemaron las cobijas…”. (Hombre deportado nº 4).
Igualmente, los deportados son víctimas de los grupos delictivos que pretenden utilizarlos para el “narcomenudeo”. Así, algunos por su edad o situación, al verse sin recursos, y sin dinero, y perseguidos por la policía, son discriminados.
“Es a su llegada a la frontera cuando su situación de repatriado alcanza una dimensión distinta, debido a la falta de oportunidades laborales y riesgos que sufre en la ciudad: abusos de autoridad, discriminación racial, rechazo social, etc. […]. La gente les tiene miedo, o sospechan de ellos si los ven en grupo, y los miran con suspicacia. La realidad es que estos migrantes deportados son los más discriminados entre los discriminados, ya que lo son en su propio país”. (Víctor Clark, CBDH).
Para sobrevivir, y no permanecer a la intemperie, han estado hasta hace poco viviendo en “ñongos”, casas hechas con materiales provenientes de desechos, de las basuras, restos de obras, plásticos, cartón, etc. Pero desde la construcción de la garita “El Chaparral”, comenzaron las operaciones de la policía para sacar a los migrantes de allí. La policía quemó sus “ñongos”, por lo que tuvieron que refugiarse en túneles excavados bajo tierra de un metro de profundidad, y de 2 a 15 metros de longitud, conocidos como “pocitos”. Se calcula que hay unos 30 túneles distribuidos por el canal y están habitados por aproximadamente 200 personas.
“Me han quemado mi ñongo, mi ropa, y tengo mucho frío…No tengo trabajo, y la gente se me queda mirando, y a veces lo único que hago es reciclar. La gente cree que les voy a robar, y lo único que traigo es hambre y dónde refugiarme. Y da tristeza…”. (Hombre deportado nº 5).
Más allá de las ayudas que reciben de los albergues cercanos al canal, no existe ningún otro apoyo, por lo que las organizaciones civiles lo único que pueden hacer es denunciar su situación, y tratar de negociar soluciones con el Estado para que dejen de ser perseguidos, y se activen programas de apoyo.
“No tienen vínculo con la sociedad mexicana, porque no tienen ni papeles. Sólo con los que van allí a impartir la palabra de Dios, y les llevan comida. Los deportados viven en un mundo…que adentrarse en él es como estar en otra dimensión. Están lejos de sus familias, y todo se desmorona. La gente los trata como si no fueran humanos, lo que hace que la gente se aísle, y se aleje de la sociedad”. (Ana Andrade, fotógrafa del proyecto de arte “Los Ñongos”).
Conclusiones.
Las deportaciones masivas de mexicanos han generado un grave problema humanitario para el Gobierno Federal de México, cuyas políticas en la materia son insuficientes. El PRH es muy eficiente como programa de primera acogida, destacando especialmente la gran labor de las organizaciones de la sociedad civil que lo ejecutan en Tijuana, pero su campo de acción se ve limitado por no contar con suficientes recursos económicos y humanos que permitan dar continuidad a la labor de asistencia humanitaria fuera del periodo de tiempo durante el cual pueden ser atendidas las personas deportadas. Los albergues constituyen su única red de apoyo, y fuera de ella, cuando superan el periodo de estancia, son perseguidos por la policía y las bandas organizadas de criminales. Además, también son discriminados por sus propios compatriotas.
El envío de remesas constituye en México la segunda fuente de divisas detrás del petróleo, y mientras lo hacen, los migrantes son tratados como “héroes”. Sin embargo, cuando son deportados, el Gobierno no tiene en cuenta su contribución durante todo el tiempo que permanecieron fuera del país. Por el contrario, se encuentran con una serie de trabas administrativas, y no se activan dispositivos de emergencia que eviten que las personas, ante la falta de expectativas y dominados por un gran sentimiento de frustración, acaben en condición de calle y prevengan su caída en el consumo de drogas y alcohol. Es por ello que existe un problema de enorme gravedad en la ciudad, de modo que hacen falta un mayor número de albergues y comedores gratuitos, además de programas de inserción socio-laboral realmente efectivos.
Esto ha dado como resultado que se hayan alcanzado cifras record de deportaciones en los tres años siguientes a su aplicación (396.000), tendencia que se ha mantenido durante el año 2011, con 396.906 deportaciones practicadas, y con 409.849 en 2012. Fuente ICE (2012). http://www.ice.gov/removal-statistics/ [Consulta de 2 de febrero de 2013].
El Programa de Repatriación Humana está dirigido especialmente para brindar seguridad, orientación y apoyo en el regreso a México de las personas repatriadas o deportadas. http://www.inm.gob.mx/index.php/page/Programas_del_INM [Consulta de 20 de febrero de 2013]. Este programa surgió como un compromiso del Gobierno Federal a fin de generar las condiciones para que los mexicanos repatriados o deportados de Estados Unidos se incorporen al desarrollo de la nación. La instrumentación del programa, es coordinada por el Instituto Nacional de Migración y participan las secretarias de Trabajo y Previsión Social, Salud, Educación, Desarrollo Social, así como autoridades de los Gobiernos estatales, municipales y grupos de la sociedad civil. Este programa constituye el despliegue de una política humanitaria para reincorporar al país a los mexicanos repatriados o deportados por la frontera norte, especialmente a grupos vulnerables como las mujeres y niños. También brinda seguridad, orientación y apoyo al migrante en su regreso a México. http://laconexionusa.com/content/programa-de-repatriacio%CC%81n-humana [Consulta de 8 de abril de 2013].
De todos los puertos de entrada de la Frontera Norte de México, la ciudad de Tijuana, B.C es la que ha presentado durante el periodo 2001-2011 el mayor número de eventos de repatriación, alcanzando su punto álgido en el año 2008 (López Acle, 2012), con 224.858 repatriaciones registradas por el INM, seguido de Nogales I, en el estado de Sonora, con 153.736. Aunque es de señalar que esta tendencia está cambiando, ya que a partir de 2012 se comenzó a apreciar en Mexicali, B.C. un mayor número de repatriaciones alcanzando la cifra de 66.517 frente a las 59.096 de Tijuana, B.C. Y parece que esa seguirá siendo la tónica durante el 2013. http://www.politicamigratoria.gob.mx/es_mx/SEGOB/Estadistica [Consulta de 15 de agosto de 2013].
Agencia Fronteriza de Noticias (AFM). (10.10.2012). http://www.afntijuana.info/informacion_general/13321_recorren_instalaciones_de_el_chaparral#.UYo_xLWePdc [Consulta de 13 de noviembre de 2012].
3a Conferencia Binacional en Asuntos Fronterizos 2012. “Más allá de dividir y ordenar: Regionalismo alternativo y luchas comunitarias”. Panel nº 8. 1ª parte. Víctor Clark Alfaro. “Deportados mexicanos, extranjeros en su país”. 2ª parte: Testimonio de los y las deportadas; 3ª parte: Ana Andrade. Proyecto de arte: “los Ñongos”. (30.11.2012) http://conferenciaborder.blogspot.com.es/ [Consulta de 28 de noviembre de 2012].
Migrantes viven en túneles bajo tierra en Tijuana para escapar del acoso tanto de policías como de criminales”. (20.03.2013). http://observatoriocolef.org/Noticia/883 [Consulta de 20 de marzo de 2013].
Clasificación
País
México
Temática general
[Migración][Migración][Frontera][Frontera]
Temática específica
[127][136][44][46]
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