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El trauma de las deportaciones, experiencia que sufren cientos de niños oaxaqueños

El trauma de las deportaciones, experiencia que sufren cientos de niños oaxaqueños

Publicado el 12 de agosto de 2014
por Bertha Rodríguez-Santos en Facts, Opinions and Perceptions

Aparte de arriesgar su integridad física y hasta su vida, los menores son lanzados a un territorio que los convierte en seres extremadamente vulnerables y cuyos encuentros los marca para el resto de sus vidas.

El trato inhumano al que están expuestos deja sin lugar a dudas una huella en sus cuerpos y mentes: es el trauma de la experiencia migratoria, particularmente el trauma de las deportaciones.

Estas experiencias van desde el abuso físico hasta el trauma psicológico, incluyendo experiencias de mucho miedo.

De aquí para allá, los niños recorren lugares que distan mucho de un hogar; muchas veces durmiendo en el piso y comiendo alimentos muy diferentes a los que se acostumbra en sus casas. Por ejemplo, es sabido que en muchos albergues los niños comen puros burritos algo bastante extraño para los niños al sur de México.

Los niños oaxaqueños migrantes son menores indígenas pobres, la mayoría de la región Mixteca, la Costa, Valles Centrales y Sierra Sur.

Rufino Domínguez Santos, director general del Instituto Oaxaqueño de Atención del Migrante (IOAM), afirma que a pesar de que las cifras de menores no acompañados que son interceptados en la frontera varían, de enero a mayo de este año, Estados Unidos deportó a 793 niños y adolescentes. De éstos, 177 fueron mujercitas.

Contando adultos y niños, en ese mismo periodo fueron deportados un total de nueve mil 160 oaxaqueños.

Oaxaca ocupa el segundo lugar en deportaciones en general (a nivel nacional), después de Michoacán. Domínguez Santos señala que el estado también ocupa el segundo lugar de migración de menores después de Tamaulipas, seguido por Sonora. Se trata de niños de entre 8 y 17 años.

¿De dónde son?

Los municipios a los que los menores son retornados son San Martín Peras (93 casos); Putla Villa de Guerrero (23) y Santiago Juxtlahuaca en la Mixteca (23). De los Valles Centrales los primeros lugares los ocupa Tlacolula, San Bartolomé Quialana y Ocotlán de Morelos; también Monjas, cerca de los Valles Centrales, y Coatecas Altas; en la sierra Sur están Los Loxichas.

El proceso que se sigue a los menores una vez que son detenidos por agentes de la Patrulla Fronteriza es ser llevados a los centros de detención migratoria en el lado estadounidense. Si los niños tienen familiares de este lado de la frontera, son liberados para una reunificación familiar.

Los que no tienen familia en Estados Unidos, son entregados al Instituto Nacional de Migración (INM) que los turna a centros del Desarrollo Integral de la Familia (DIF) en la frontera. Estos a su vez, los trasladan al DIF nacional, cuyo personal hace el enlace con los encargados del DIF estatal. De ahí, los menores son remitidos a sus lugares de origen.

Aunque las deportaciones no se hacen diariamente debido a que las autoridades migratorias esperan a que se junte un número considerable de niños que puedan ser transportados a sus entidades de origen, si se usara la figura de deportación diaria, sería de alrededor de 5 menores por día.

Rufino Domínguez aclara que algunos de los niños detenidos en la frontera no regresan a sus lugares de origen ya que existe una ruta migratoria donde los padres o tutores se estacionan para trabajar en estados como Sonora, Sinaloa, Baja California o la ciudad de México.

El titular del IOAM dijo que corresponde atender a los niños, a los representantes consulares mexicanos en las ciudades donde los menores son albergados en bases militares como la de Port Hueneme, en el condado de Ventura, California, la Base de la Fuerza Aérea Lackland, en San Antonio, Texas y el Fuerte Still, en Lawton, Oklahoma.

Pese a que el IOAM no tiene acceso a estos centros de albergue para menores, Rufino Domínguez estima que entre 5 y 10 niños oaxaqueños pasan periódicamente por los centros de detención migratoria antes de reunificarse con su familia o ser expulsados a México.

Las causas

La primera causa de la migración infantil es la pobreza, la segunda es la reunificación familiar y el tercer factor es la violencia intrafamiliar, afirma Rufino Domínguez.

En este último sentido, agrega, se tiene que educar a los padres para erradicar la violencia hacia los niños.

Sin Protección Legal

Actualmente no existe un mecanismo legal para proteger a los niños mexicanos e impedir que sean deportados de manera relativamente inmediata, a diferencia de los menores centroamericanos que gracias a la ley contenida en el Acta William Wilberforce de Re-autorización de Víctimas de Tráfico del 2008, pueden llevar sus casos ante un juez de migración. Si se comprueba que la vida de los menores corren peligro en sus países de origen, ellos tienen muchas posibilidades de obtener el estatus de refugiados.

Muchos analistas consideran que varios estados de México viven situaciones con niveles de violencia similares a las de guerra. No es una coincidencia que Tamaulipas ocupe el primer lugar en niños que emigran a causa de la violencia, (seguido por Oaxaca) y luego Sonora, entidad en la que también hay mucha violencia a causa del narcotráfico.

La migración de niños, adolescentes y jóvenes no es un fenómeno nuevo, afirma Rufino Domínguez quien explica que el actual gobierno estatal empezó a llevar un registro más preciso de las repatriaciones de menores.

Finalmente, Rufino Domínguez, de visita de trabajo en Los Angeles, California, concluye que se debe priorizar a la niñez en las comunidades de origen, atacando de raíz las causas de la migración y no tratar de criminalizar o castigar a los menores como se ha hecho hasta ahora.

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País

México

Temática general
[Deportación][Migrantes][Frontera Norte][Frontera Norte][Frontera Norte]

Temática específica
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