Condiciones de la posguerra causan la migración de niños centroamericanos

Ruelas, que trabaja a favor de los derechos de los niños en América Central, dijo que esos países nunca se reconstruyeron después de las guerras devastadoras en la región en los años 1980 y 1990, que se llevó a cientos de miles de vidas.

“Hay millones de jóvenes en Honduras, El Salvador y Guatemala que no tienen acceso a la escuela, pero que no es su única privación. Asimismo, no tienen acceso a servicios de salud, puestos de trabajo, o incluso el agua limpia. Esto los deja expuestos a la explotación y el abuso”, dijo Ruelas, cuya organización de ayuda a los menores en Honduras cuenta con 150 albergues

Solo tienen dos opciones

“Con el crecimiento de la violencia y las pandillas, muchos de los jóvenes sienten que solo tienen dos opciones, unirse a una pandilla o huir del país”, dijo Ruelas a la audiencia.

Esto lleva a que muchos de ellos busquen la segunda opción dirigiéndose a los Estados Unidos, en lugar de convertirse en participantes en la violencia.

En Honduras, las pandillas han creído tanto que ahora superan en número a la policía y las fuerzas de seguridad combinadas. Las pandillas obtienen dinero del tráfico de drogas y la extorsión. Los esfuerzos para acabar con las pandillas han sido ineficaces y sólo ha llevado a una mayor polarización social.

Una grave elección

Pero cuando las familias deciden que sus hijos opten por huir, ellos están haciendo una grave elección, dijo Ruelas.

El viaje hacia el norte es caro y peligroso. Los niños son vulnerables al secuestro, la violación, los asaltos y el asesinato en cada paso del camino. Los padres son conscientes de que quizá no vuelvan a ver a sus hijos de nuevo, o que ellos no lleguen de forma segura a Estados Unidos, sin embargo, la situación en el norte de América Central es tan grave que es casi imposible optar porque ellos se queden.

Aunque el número total de niños que llegan a los Estados Unidos desde América Central se ha reducido este año, las condiciones que dieron lugar a la afluencia persisten.

Honduras, fábrica de migración

Ruelas consideró que la salida de niños hondureños continuará porque el cóctel de causas que provoca la migración infantil lejos de reducirse, permanece, la pobreza, la falta de oportunidades y violencia de las pandillas y el narco.

“En los últimos cuatro años han sido asesinados 18,000 niños hondureños. ¿Cómo no va a seguir la migración en esas condiciones? Hay menores que han intentado venir a Estados Unidos hasta seis veces”, expuso.

Sólo en 2014, 30,000 menores salieron de Honduras, deportaron a más de 10,000.  “Los demás deben andar vagando por México o Guatemala, en manos del crimen organizado”.

Los niños deportados

A su regreso a Honduras, los miles de niños deportados son tratados en sus barrios como fracasados, recibidos con burlas y señalamientos porque la gente piensa que tuvieron sexo en el camino hacia Estados Unidos. Incluso muchos padres no quieren que se junten con sus hijos.

“Son víctimas de bullying [acoso] y estigmas cuando deberían recibir apoyo porque regresan llenos de heridas. Estudios indican que al menos el 70% de las niñas son abusadas sexualmente por los coyotes, acompañantes, policías o explotadores”, dijo Ruelas en entrevista con La Opinión.

“Son menores a quienes les han robado su capacidad para soñar”, amplió.  Lo peor, dijo el líder de derechos humanos hondureño, es que no hay manera de darles acceso a la educación ni servicios de salud integral. “Un millón de niños no va a la escuela y el gobierno apenas tiene capacidad para dar educación elemental al 34% de cada 100 niños”, remarcó.

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