Boletín de Prensa: Obama: Reforma migratoria, un historia de promesas rotas.

La decisión del presidente Obama de retrasar cualquier acción ejecutiva en torno a la reforma migratoria como había prometido antes del receso de verano (1), se suma al anuncio en mayo de posponer cambios a las políticas de control migratorio para darle más tiempo al Congreso para aprobar una reforma migratoria (2).

Este actuar dilatorio de Obama es sumamente mal percibido y recibido por las organizaciones promigrantes quienes han estado emitiendo boletines de rechazo y molestia frente a la actitud de cálculo político del presidente hacia la situación de vulnerabilidad  que  viven  las  familias  migrantes,  en  particular  ante  la  agresiva política de deportación de la administración actual que cuenta con el número record de deportaciones (más de 2 millones y contando) y de familias migrantes separadas.

La postura generalizada por la amplia coalición de organizaciones latinas y asiáticas promigrantes, iglesias y  sindicatos queda muy clara en el  comunicado de NILC que plantea que “hoy, el Presidente Obama permitió que la política del miedo privara por sobre la justicia” (3).

Todo indica que el legado de mayor trascendencia de Obama hacia la comunidad migrante serán las deportaciones y por ello es llamado también “deportador en jefe”.  Por otro lado, los “dreamers”, que se vieron beneficiados en 2012 por la orden ejecutiva de establecer acción de deportación diferida a favor de estos jóvenes, entienden que este beneficio no puede detenerse con ellos, que sus padres  son  los  soñadores  originales,  que  desde  siempre  han  contribuido  a  la sociedad donde que viven, por tanto, merecen una oportunidad de regularizar su situación, salir de las sombras y, en muchos casos, de la sumisión, para poder funcionar de mejor manera en sus comunidades.

Así, esta decisión, o falta de decisión de Obama lleva a peguntarse si Washington aprendió la lección de noviembre de 2012. Mucho se habló entonces del efecto que el voto latino y asiático tuvo en el resultado. Los republicanos hablaron de un parteaguas, de una necesidad de cambiar discurso y políticas. Sin embargo, poco les duró la reflexión, pronto volvieron los discursos antiinmigrantes. Así, casi dos años después, los encontramos en el mismo lugar que antes de noviembre de 2012.

No solo los republicanos no aprendieron la lección, evidentemente el presidente estadounidense y su círculo cercano tampoco. Obama olvida que la elección de 2012 la ganó por el amplio margen de apoyo que le otorgaron los latinos y asiáticos. Obama, en un movimiento de cálculo político—cual Maquiavelo—retrasa de nuevo cualquier decisión ejecutiva pro-migrante hasta después de noviembre. Queda  claro  que  Obama  sólo  sabe  escuchar  las  voces  antiinmigrantes  y  sus discursos irracionales, no tiene interés por apoyar una agenda progresista en torno a la reforma migratoria.

(1) Ver  http://observatoriocolef.org/Noticia/1797

(2) Ver David Nakamura, Ed O’Keefe.  El Economista, Sept. 7, 2014 en http://observatoriocolef.org/Noticia/1842 de NILC que plantea que “hoy, el Presidente Obama permitió que la política del miedo privara por sobre la justicia”.

(3) En NILC. Boletín de prensa. President Puts Politics of Fear Over Sound Policy. Decision to delay executive action on immigration will tear more families apart, hurt the economy. Septiembre  6, 2014. http://nilc.org/nr090614.html